Históricamente, un gobierno democrático es aquel en el que participa políticamente todo el pueblo. Sin embargo, hasta mediados del siglo XX, las mujeres argentinas no tuvieron acceso al voto, entonces, ¿cómo podemos hablar de democracia? Su lucha fue ardua y larga, como en otras partes del mundo, hasta que finalmente, en las elecciones de 1951, por primera vez asistieron a los comicios. El entusiasmo se hizo palpable en el hecho de que participaron del proceso electoral más de tres millones y medio de mujeres. Así, hace tan solo 70 años, las argentinas ganaron un derecho fundamental: el de poder elegir a sus representantes.
Un caso particular dentro del territorio es el de San Juan. En 1927 se reformó la Constitución de dicha provincia y se estableció que las mujeres también tenían derecho al sufragio y a acceder a los cargos políticos. Esto constituyó, sin duda, un antecedente importante para el voto femenino a nivel nacional. Así, en las elecciones de 1928, el 98% de las mujeres asistió a los comicios y varias de ellas fueron electas: Eva Araya fue elegida intendenta de Calingasta, Dora Castellano como concejal y Emar Acosta como diputada en una cámara de representantes compuesta en su totalidad por hombres.
Bases fundamentales
La ley Saenz Peña, sancionada en 1912, constituyó un hito importante para la democracia argentina, ya que estableció que el voto pasaba a ser secreto, obligatorio y universal. Sin embargo, cuando se hablaba de “universal”, solamente se refería a un universo: el masculino.
No obstante, un año antes de la sanción de la ley, en 1911, una mujer votó por primera vez: la médica Julieta Lanteri reclamó votar en elecciones legislativas de la Municipalidad de Buenos Aires y lo logró.
La pregunta es cómo lo hizo. Para responderla hay que saber que, hasta el momento, el voto era calificado, es decir que votaban los argentinos mayores de edad que tenían un comercio o una profesión. Lanteri, mediante una apelación judicial, adujo que ella era mayor de edad, argentina nacionalizada, tenía la profesión médica, y que en el llamado a elecciones nada se decía respecto del género de los votantes. El juez que tomó su caso, le vio la razón y le fue habilitado el voto. Al año siguiente se estableció que solo podían votar quienes estuviesen inscriptos en el padrón militar. Si bien ella intentó inscribirse, no se lo permitieron.
Como Lanteri, también hubo otras mujeres que lucharon por el derecho al sufragio. Algunos de los nombres destacados fueron: Cecilia Grierson, Alicia Moureau, Petrona Eyle, Elvira Rawson, Teresa Ratto.
Si bien no consiguieron instaurar el derecho al voto instantáneamente, sus acciones fueron fundamentales para abrir el camino hacia la igualdad política entre hombres y mujeres.
Ley 13.010 del sufragio femenino
Finalmente, en 1947, durante el gobierno de Perón, se sancionó la ley de Sufragio Femenino (13.010). Con este derecho ganado, las argentinas votaron por primera vez en las elecciones de 1951.
En dichas elecciones, el peronismo obtuvo el 63,9% de los votos femeninos e ingresaron 23 diputadas y 6 senadoras en el Congreso de la Nación, no solo provenientes del Partido Justicialista.
Si bien desde 1947 la ley establece que hombres y mujeres poseen iguales derechos políticos, lo cierto es que el acceso a los cargos siguió siendo difícil. Esta dificultad se buscó salvaguardar con la Ley de Paridad de Género, sancionada en 2017, por la cual las listas de candidatos al Congreso de la Nación deben estar compuestas por 50% mujeres y 50% varones alineados de manera intercalada.
De esta forma, podemos decir que los derechos políticos de las mujeres es un tema que aún nos interpela en la actualidad.
Referencias bibliográficas
Lobato, Mirta Zaida y Suriano, Juan. Nueva Historia Argentina. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000.Sosa, Lily. Las argentinas. De ayer a hoy. Ediciones Zanetti, Buenos Aires, 1967.