La dificultad de algo consiste en el esfuerzo adicional que debe realizarse para conseguirlo. Puede ser dificultoso un problema matemático, escalar una montaña o aprender un idioma. No hay cosas difíciles por definición, su nivel de dificultad dependerá de cada individuo y de circunstancias muy variadas. A pesar de su carácter relativo y subjetivo, hay cosas sobre las que se puede afirmar que son objetivamente difíciles ( la física cuántica, la comprensión del universo o aprender chino con más de 50 años ).
La dificultad no sólo se refiere a la adquisición de una destreza o de un conocimiento concreto, también se emplea como sinónimo de problema. Con frecuencia se escuchan afirmaciones como la siguiente: » nos estamos enfrentando a grandes dificultades «.
Resulta obvio que la dificultad existe porque igualmente existe la facilidad. Lo fácil es aquello que se asimila sin esfuerzo y no implica un gran sacrificio. En consecuencia, la tendencia natural es hacer todo lo que parece fácil y renunciar a lo difícil. De todas maneras, lo difícil tiene un atractivo: pocas personas lo consiguen y este elemento puede resultar estimulante para algunos. Tanto es así, que la dificultad se convierte en un reto para muchos, ya que saben que al alcanzar el objetivo la satisfacción será mayor.
La complejidad del ser humano hace que la frontera entre dificultad y facilidad sea también muy compleja e incluso contradictoria. Los animales actúan según estrategias instintivas y hacen aquello que resulta más rentable para su supervivencia, es decir, eligen el camino más fácil. El humano es un animal, pero bastante especial y no utiliza las mismas estrategias que los animales. Hay casos muy llamativos. Por ejemplo, las huelgas de hambre por la defensa de unas ideas. Quien toma este tipo de medidas no recurre a lo fácil, sino que se decanta por una vía de extrema dificultad, hasta el punto de que su elección puede llevarle a la muerte.
Otro aspecto llamativo relacionado con este tema es el prestigio social de la dificultad. Lo que se consigue sin trabajo y dedicación tiene escasa consideración social. Por el contrario, se admira a quien lucha por lograr metas y objetivos que parecen inalcanzables.
Por último, se podría afirmar que las apariencias engañan. No hay una regla que diga dificultad es igual a complejidad y facilidad es igual a sencillez. Hay cosas muy sencillas y que son a la vez muy complejas.