Todas las religiones tienen una dimensión moral, la cual se plasma en una serie de ideas sobre lo que es correcto o no. En el Cristianismo las conductas desviadas son conocidas como pecados o vicios. En la tradición cristiana hay un total de siete pecados capitales y son los siguientes: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. Se denominan capitales no por su relevancia o magnitud sino porque son la fuente originaria de otros pecados.
La lujuria puede desembocar en el adulterio, la gula en una adicción, la ira en un homicidio y la envidia en el deseo del mal ajeno. Se podría afirmar que detrás de cada pecado capital hay otros posibles pecados.
La lista de pecados capitales presenta una propuesta paralela de virtudes. De esta manera, la humildad es un freno a la soberbia, la generosidad es el anverso de la avaricia, la castidad es el camino correcto contra la lujuria, la paciencia apacigua la ira, la templanza modera la gula, la caridad corrige la envidia y la diligencia o el cumplimiento de las obligaciones es un freno a la pereza.
El origen histórico de los pecados capitales
En la Biblia no aparecen de manera explícita los pecados capitales pero sí hay referencias a ellos en distintos pasajes (por ejemplo, en la carta a los Gálatas hay una lista de actitudes pecaminosas o los célebres diez mandamientos). Por lo tanto, la Biblia es el texto que sirvió de inspiración para que algunos teólogos cristianos y padres de la iglesia propusieran un listado concreto de vicios, los siete pecados capitales.
El primer listado de pecados o vicios lo realizó Evagrio -el solitario-, un monje del siglo lV quien se refirió a estos pecados como vicios malvados (en esta primera lista había un total de ocho pecados, los siete ya mencionados más la tristeza). En el siglo Vl el papa Gregorio Magno oficializó los siete pecados capitales y desde entonces forman parte de la educación moral de la iglesia católica romana.
Los pecados capitales desde la perspectiva del Catecismo de la Iglesia católica
El Catecismo de la iglesia católica es un texto con una intención formativa. De esta manera, los católicos pueden consultarlo como una guía espiritual o para resolver dudas de tipo teológico. En uno de sus apartados se analiza el concepto de pecado, que es definido como una ofensa contra Dios y contra uno mismo.
Todos los pecados, ya sean mortales o veniales, serán perdonados a los hombres por la misericordia de Dios. Esta idea general tiene una excepción, pues en el Catecismo se indica que blasfemar contra el Espíritu Santo no será perdonado.
Un pecado es una falta más o menos grave, pero si la falta se comete de manera reiterada se acaba convirtiendo en una actitud viciosa (los siete pecados capitales son precisamente un listado de conductas viciosas).
Según el Catecismo los pecados capitales son perjudiciales para el individuo que los comete y para el conjunto de la sociedad, pues tales conductas o vicios generan situaciones sociales conflictivas y no deseables a los ojos de Dios.