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La envidia es un sentimiento de malestar interior provocado por los logros de los demás. Quien tiene esta inclinación es un envidioso y en lugar de alegrarse por los éxitos ajenos, no puede evitar una sensación de incomodidad personal.
Etimológicamente este término proviene del latín invidia, un vocablo que expresa la tristeza o la rabia por el bien ajeno.
Rasgos del típico envidioso
– No reconoce abiertamente el éxito de los demás.
– Se alegra con el fracaso de los otros y se enfurece con sus triunfos.
– Adopta una actitud destructiva sobre las personas envidiadas.
– Tiende a desprestigiar o minimizar la trayectoria de las personas de su entorno.
– No reconoce su resentimiento y normalmente lo mantiene en secreto.
– Realiza permanentes comparaciones entre él y quienes le rodean y si en la comparación se considera perdedor se activa su recelo y su resentimiento.
El relato bíblico de Caín y Abel
Adán y Eva tuvieron dos hijos, Caín y Abel. Caín fue el primogénito y se dedicó a la agricultura, mientras que Abel se convirtió en pastor. Los dos hermanos intentaron agradar a Dios con sus ofrendas.
Caín le ofreció los frutos que obtenía de la tierra y Abel le hizo entrega de sus ovejas. Dios expresó su predilección por la ofrenda de Abel y su hermano Caín no pudo reprimir sus celos y acabó matando a Abel. La historia de los dos hermanos pone de manifiesto la capacidad destructiva de la envidia.
Uno de los siete pecados capitales
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En la tradición cristiana los pecados capitales son tendencias viciosas que todo buen creyente debe intentar evitar. El pecado de la envidia fue considerado por San Agustín como el pecado más diabólico y perverso.
Hay que tener en cuenta que de la envidia pueden nacer otros sentimientos y reacciones indeseables, como el odio, la calumnia o la maledicencia. Desde la perspectiva Cristiana, Satanás provoca el mal porque siente frustración y envidia por la gran obra del Creador, el ser humano.
El pecado de la envidia es el único que no proporciona ningún beneficio o satisfacción. Así, la lujuria resulta estimulante, la gula es placentera, la ira nos permite desahogarnos, la soberbia nos hace sentir bien, la pereza tiene un componente relajante y la avaricia nos permite acumular riquezas y bienes. Por el contrario, el sentimiento de envidia no produce más que resentimiento, rabia y frustración.