La vida no solo tiene una parte lúdica sino que el proceso de madurez implica asumir responsabilidades y obligaciones que son inherentes al propio vivir. Por ejemplo, el trabajo es un compromiso que cualquier empleado asume de forma responsable en el cumplimiento del deber. Mientras que los niños viven una vida lejos de obligaciones, inmersos en su rutina de juegos, los adultos pueden sentirse desbordados por el peso de obligaciones y ocupaciones que quedan interiorizadas por el sentimiento del deber. Es decir, una obligación es aquella actividad con la que una persona se ha comprometido y en el caso de no poder cumplir con esa obligación, debe dar una explicación concreta para justificar su razón. Por ejemplo, en caso de no poder acudir a una reunión de negocios, es fundamental informar previamente de la causa de la ausencia. Las obligaciones y la capacidad de cumplir con las responsabilidades muestran el grado de seriedad que tiene una persona.
Una obligación se ajusta a una norma, es decir, a un parámetro moral concreto. Una obligación conecta con los valores de esa persona y con su ética. Toda obligación está asociada con el trabajo, el esfuerzo y el compromiso que supone cumplir con un propósito.
Una obligación surge de la libertad. Es decir, una persona decide que quiere asumir ese compromiso de una forma libre. Cualquier opción que se toma en el camino de la vida tiene unas obligaciones añadidas. Por ejemplo, la maternidad plantea unas obligaciones que no tienen las personas solteras puesto que el cuidado de un hijo implica un gesto de máxima responsabilidad y amor. Del mismo modo, las personas solteras no tienen las mismas obligaciones que tienen las personas casadas respecto de su relación.
Todo ser humano tiene unos derechos y unos deberes, es decir, unas obligaciones con las que cumplir. Asumir un compromiso implica anteponer en muchos casos el deber ante el apetecer. Por ejemplo, una persona que madruga mucho para acudir al trabajo puede sentir pereza en ese momento, sin embargo, renuncia a su deseo de dormir durante más tiempo para cumplir con su trabajo de una forma profesional y responsable. Lo cierto es que cualquier persona se siente muy bien consigo misma cuando realiza un deber que ha asumido de una forma libre.
En cambio, las personas podemos sentirnos un tanto incómodas cuando asumimos un compromiso sin estar de todo convencidos.