Definición
Con el surgimiento de la división internacional del trabajo a fines del siglo XIX, Argentina ingresó en el mercado mundial mediante un modelo agroexportador. El mismo consistió en la especialización en la producción de materias primas para la exportación, la inversión proveniente de los países industrializados para favorecer la modernización de la economía, la promoción de la inmigración para captar mano de obra extranjera, entre otros.
Si bien el modelo agroexportador en un principio proporcionó ganancias económicas y permitió la modernización del territorio, el mismo tuvo como consecuencia dos desventajas principales. Por un lado, aumentó las diferencias entre las distintas regiones del país y, por el otro, dejó al territorio sumido en una gran dependencia externa que perdura hasta la actualidad.
Contexto internacional
A fines del siglo XIX se desarrolló la Segunda Revolución Industrial, la cual se caracterizó por la implementación del acero en la producción de maquinarias y la utilización de nuevas energías como el gas, la electricidad y el petróleo. Los países que lideraron este proceso fueron aquellos que aprovecharon los cambios introducidos por la Primera Revolución Industrial e invirtieron directamente en los sectores que sabían que generaban ganancias. Principalmente, se destacaron Estados Unidos, Alemania y Japón.
Estos países fueron los que marcaron el ritmo de la división internacional del trabajo, es decir, de la diferenciación del tipo de productos exportados según regiones. Así, algunos países se especializaron en la producción de bienes manufacturados, mientras que otros, como fue el caso de los países latinoamericanos, se insertaron en el mercado mundial como productores de materias primas o, en otras palabras, como agroexportadores.
Es de destacar que, en aquel momento, lo único que se necesitaba para producir materias primas eran tierras fértiles y un mínimo de inversión. En este sentido, los países manufactureros también eran capaces de producir las materias primas necesarias para su consumo y para la producción de bienes, pero elegían hacerlo en el mercado mundial porque les resultaba menos costoso.
El ejemplo del modelo agroexportador argentino
En 1880, Julio Argentino Roca asumió la presidencia en nombre de la reconocida Generación del 80, un grupo de miembros de la oligarquía que gobernó la Argentina hasta 1916. El propósito de su gobierno consistió en garantizar el “orden” (pacificar al país, evitar conflictos sociales, eliminar a la “barbarie”) para que luego pudiera tener lugar el “progreso” (crecimiento económico, modernización y “civilización”). Así, la oligarquía exportadora de la pampa húmeda fue la que dominó la política y la economía en dicho período. Por esa razón, no es de extrañar que la Argentina se haya incorporado al mercado internacional mediante el modelo agroexportador, ya que era esta elite dominante la que obtenía los principales beneficios.
Es de destacar que, para el momento de la Segunda Revolución Industrial, Argentina no tenía los recursos suficientes para invertir en su economía. De esta forma, se buscó garantizar el “orden” para que los capitales extranjeros invirtieran en el país. Esto efectivamente sucedió mediante la solicitud de créditos a bancos extranjeros y la aceptación de la inversión directa.
Con dichas inversiones, y Argentina incorporada en el mercado internacional como exportadora de materias primas, se inauguraron bancos, se construyeron nuevos puertos y se extendió la red ferroviaria. Fundamentalmente, los inversores (principalmente Inglaterra) tuvieron gran interés en la expansión de la red ferroviaria, ya que el tren, al poder cargar mucha cantidad de producción y reducir el tiempo de transporte, permitía abaratar los costos y, de esa forma, las materias primas eran más económicas. Los propios ingleses invirtieron en la mejora de los ferrocarriles porque en el largo plazo le generaba ganancia. No es curioso que todos los trenes argentinos desemboquen en Buenos Aires, ya que en dicha ciudad se encontraba el único puerto desde el cual partían las materias primas para su exportación.
La producción predominante en la Argentina iba cambiando según el período, es decir que se regía por ciclos económicos. Entre los productos principales de esos ciclos se encontraban el cuero, la lana, la carne y los cereales. De hecho, la producción de cereales llegó a ser tal que el país pasó a ser conocido como el “granero del mundo”.
Así, la principal ventaja del modelo agroexportador fue que impulsó el crecimiento económico, lo cual permitió aquel “progreso” anhelado. Sin embargo, en el largo plazo fueron más las desventajas. En primer lugar, era un modelo que volvía a la economía vulnerable porque dependía necesariamente de la demanda externa de su producción. Asimismo, al haber una vasta oferta en cuanto a los productos agropecuarios, los precios no eran competitivos. Por otro lado, el modelo dependía de la naturaleza ya que las heladas, las sequías y las inundaciones alteraban la producción. Además, al especializarse en la producción agrícola ganadera se anulaba la posibilidad de industrialización. Finalmente, el modelo agroexportador intensificó las diferencias regionales, siendo la región pampeana la más favorecida.