Existe una reciprocidad cuando dos partes mantienen un relación de intercambio en algún sentido. Esas dos partes, pueden ser dos personas o dos cosas. Lo que es evidente es que el concepto de reciprocidad implica dos elementos que interactúan el uno hacia el otro.
El concepto de reciprocidad se pone de manifiesto en las relaciones sociales. Cuando saludamos a otra persona, recibimos de ella un saludo. Cuando damos algo, esperamos recibir algo a cambio. El hecho de vivir en sociedad significa que establecemos vínculos de doble dirección.
Los antropólogos han analizado el comportamiento social y económico de algunas tribus remotas y han comprobado que sus miembros se relacionan partiendo de un principio de reciprocidad. Se trata de un mecanismo muy sencillo y eficaz: yo te ayudo y tu me ayudas. Es como una ley no escrita que existe en cualquier cultura, aunque en la sociedad actual la mayoría de vínculos sociales tienen un fundamento legal o normativo.
En los últimos años se han creado entidades que se organizan en red y que se fundamentan en el principio de la reciprocidad. Los bancos de tiempo serían un buen ejemplo. Las personas que forman parte de estos bancos ofrecen su tiempo como moneda de cambio y hacen algo por los demás mediante una actividad concreta y, paralelamente, reciben lo mismo de las otra personas que forman parte del banco.
En el mundo del marketing hay un concepto que se emplea cada vez más: win to win, lo cual podría traducirse como yo gano y tú ganas, es decir, las relaciones comerciales solo tienen sentido si las partes implicadas reciben y dan en una proporción parecida.
Estos procedimientos ( banco de tiempo y win to win ) se basan en criterios de reciprocidad y cuando están en un contexto de redes se habla de multirreciprocidad.
De alguna manera, la mayoría de relaciones humanas tienen un componente de reciprocidad. En el amor, las personas implicadas intercambian sentimientos. En el trabajo igualmente hay un canje ( se da dinero a cambio de tiempo ). Con respecto a las relaciones bilaterales entre naciones y en el ámbito del derecho internacional existen también mecanismos de intercambio recíproco.
En la vida social hay un binomio, altruismo-egoísmo, que funciona como como una fuerza con dos polos que intenta mantener un cierto equilibrio. Si el equilibrio se rompe, seguramente se debe a que la reciprocidad no ha intervenido.