La obediencia alude a la acción por la cual se acata algún tipo de orden. No obstante, esta definición general no expresa plenamente el significado de esta palabra. Por ello, resulta obligado analizar este concepto desde varias perspectivas.
La obediencia en las organizaciones jerárquicas
En las organizaciones e instituciones humanas existen diversas entidades que se articulan a través de un sistema jerárquico. El mundo del trabajo es uno de los ámbitos en el que las personas deben cumplir unas órdenes. En términos generales y algo simplificados podríamos afirmar que un jefe o responsable establece una pauta para que los trabajadores la obedezcan. Este mecanismo es aplicable a otras estructuras sociales (los padres intentan que sus hijos cumplan con unas obligaciones y los mandos de un ejército imponen unas directrices a sus subordinados).
En un sentido religioso y moral
Las religiones están formadas por un cuerpo doctrinal y una serie de preceptos (por ejemplo, los mandamientos). El creyente debe acatar los dictados de su religión, pues de lo contrario se estaría incumpliendo una exigencia de su propia fe. Cumplir con lo que manda un principio religioso tiene, al mismo tiempo, un componente moral (se obedece porque Dios lo manda y porque la idea que se propone es buena desde un punto de vista moral). En este sentido, la ética también aporta una reflexión sobre el concepto de obediencia (por ejemplo, cumplir con las normas establecidas se considera un deber cívico)
La obediencia a la ley
Para vivir de una forma civilizada hemos creado el derecho, un conjunto de normas de obligado cumplimiento. El respeto a la legalidad permite una convivencia ordenada y, como es lógico, cuando se incumple la ley se debe asumir la sanción correspondiente. Cuando acatamos una ley podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿obedecemos por respeto a la propia ley o por temor a la sanción? Existe una manera de responder a este interrogante y basta con preguntarnos qué haríamos si supiéramos con absoluta certeza que no nos va a pasar nada si incumplimos con una ley.
La desobediencia
Desobedecer una norma tiene consecuencias. Quien desatiende lo que Dios manda está infringiendo la ley divina y, debido a ello, debe arrepentirse para expiar su culpa. En la esfera civil o penal, una acción delictiva va acompañada de una multa o de una temporada en prisión. Un acto de desobediencia tiene, por lo general, una connotación negativa y está relacionado con el pecado o la ilegalidad. Sin embargo, en algunas ocasiones excepcionales la desobediencia puede estar justificada moralmente (por ejemplo, cuando no se acata una orden injusta o cuando se comete un acto de rebeldía en relación con un gobierno despótico).