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Definición de Carapintadas (1987-1990) contexto, y sublevaciones

Mercedes Roch
Lic. en Historia

Se conoce como Carapintadas a un grupo de militares argentinos que llevaron a cabo cuatro sublevaciones en el período de transición de la dictadura a la democracia comprendido el período 1987-1990. Su nombre proviene del hecho de que los sublevados se pintaban la cara aludiendo simbólicamente al camuflaje de guerra.

Las reivindicaciones de los Carapintadas abarcaban desde la recuperación de la dignidad de las Fuerzas Armadas hasta el fin de los juicios civiles hacia los militares. Desde ya que, teniendo en cuenta que en Argentina había habido seis golpes de Estado a lo largo del siglo XX, estos levantamientos militares generaron gran oposición de la población civil que se manifestó en su contra.

Contexto

Durante la última dictadura militar argentina, acontecida entre 1976 y 1983, se asistió al desarrollo de un plan sistemático de desaparición de personas. Las atrocidades cometidas para llevar a cabo dicho plan constituyeron una grave violación a los derechos humanos. Así, al momento del retorno de la democracia, tras la asunción del presidente Alfonsín el 10 de diciembre de 1983, se abrió el interrogante acerca de cómo debían ser juzgados los militares por haber cometido dichos crímenes.

En principio, el gobierno de Alfonsín promovió el Juicio a las Juntas y la creación de la CONADEP, lo cual fue fundamental para repensar la dictadura desde el poder político. Sin embargo, la presión ejercida por las cúpulas militares favoreció la sanción de la Ley de Punto Final (1986) por la que se establecía un límite temporal breve para la prescripción de los delitos cometidos en dictadura por parte de los militares. Ante la sanción de la ley, la sociedad civil respondió con marchas y manifestaciones.

Fue en este contexto de transición, y con las Fuerzas Armadas atravesando una crisis de identidad tras el fin de la dictadura y la derrota de Malvinas, que el Mayor Ernesto Barreiro se negó a declarar por los crímenes cometidos. Esto constituyó el puntapié para el primer levantamiento Carapintada.

Las sublevaciones de los Carapintadas

Durante la Semana Santa de 1987 tuvo lugar la primera sublevación de los Carapintadas. El pretexto fue el arresto del Mayor Ernesto Barreiro en el cuartel militar de Córdoba tras negarse a ser juzgado por los crímenes cometidos durante la dictadura. Ante esta situación, cuando la policía asistió al cuartel para detener a Barreiro, los militares que allí estaban se amotinaron y reclamaron por el fin de los juicios.

La reacción de los militares generó una fuerte oposición civil que tuvo como respuesta la sublevación de otros regimientos del país y el surgimiento de Aldo Rico como líder, quien luego de haber iniciado el levantamiento en Misiones, rápidamente se trasladó a la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.

Si bien el gobierno buscó sofocar la sublevación, las fuerzas leales se negaron a reprimir y el presidente terminó asistiendo en helicóptero a Campo de Mayo para llegar a un acuerdo con los sublevados. Luego de tres horas de negociación, Alfonsín retornó a la Casa de Gobierno y pronunció su famosa frase “la casa está en orden”, indicando que el movimiento militar había terminado.

Dos meses después de esta primera sublevación, se sancionó la Ley de Obediencia Debida. Si bien la misma parecería no haber sido una respuesta directa del gobierno a las demandas de los Carapintadas ya que se había hecho mención a la sanción de la misma antes de que el levantamiento sucediera, sí afectó la opinión de la población sobre el gobierno que vio en ello un gesto de debilidad y de falta de control sobre los militares.

A pesar de la sanción de la Ley de Obediencia Debida, las sublevaciones militares continuaron. De hecho, en enero de1988 ocurrió la segunda sublevación Carapintada. Nuevamente, Aldo Rico se consolidó como el líder del levantamiento. En este caso, ocurrió que, tras otorgársele el arresto domiciliario luego de haber sido juzgado por sublevación, Rico se escapó argumentando que no reconocía a la autoridad de los tribunales militares ya que sostenía que había sido juzgado de forma incorrecta. Así fue que se lo declaró en rebelión y se ordenó su captura. Para el 18 de enero, se lo encontró en el Regimiento de Monte Caseros junto a las tropas insurrectas que se rindieron apenas intervino el ejército. Como resultado de la sublevación, Rico fue nuevamente apresado.

La tercera sublevación Carapintada aconteció el 1 de diciembre de 1988. Se trató del último levantamiento realizado durante el gobierno de Alfonsín y esta vez fue liderado por el Coronel Seineldín. En este caso, 45 militares saquearon el arsenal de Prefectura de Zarate y se dirigieron a Campo de Mayo, donde tomaron el cuartel. Producto del enfrentamiento con el ejército que asistió para terminar con la sublevación, una persona fue herida de muerte y Seneldín huyó hacia Villa Martelli junto con el resto de los sublevados. Para el 4 de diciembre, los rebeldes se rindieron, no sin antes solicitar una serie de reivindicaciones como la destitución del Jefe del Ejército, la recuperación de la dignidad para los militares, el fin de los procesos judiciales a los militares, la suba de sueldos y la amnistía para los Carapintadas. Por su parte, Seineldn fue detenido y procesado.

Finalmente, en diciembre de 1990 tuvo lugar el último levantamiento Carapintada, aíhora durante el gobierno de Carlos Menem. En este caso, 50 sublevados se levantaron en contra de la intervención política sobre la cúpula militar y tomaron el Edificio Libertador, la fábrica de tanques TAMSE y el Regimiento de Patricios, entre otros. La represión del ejército hacia este levantamiento dejó como resultado 13 muertos, de los cuales 5 eran civiles que estaban en un colectivo que fue aplastado por un tanque. Al ser juzgado luego de haberse rendido, Seineldín asumió la responsabilidad por las muertes producto del enfrentamiento y fue apresado.

Autora

Escrito por Mercedes Roch para la Edición #110 de Enciclopedia Asigna, en 03/2022. Mercedes es Profesora y Licenciada en Historia, egresada de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Maestranda en Estudios Culturales Latinoamericanos. Autora de Primeras (Editorial Malisia).