Las religiones tienen, por lo general, una propuesta doctrinal básica. Al mismo tiempo, suelen tener distintos grupos o ramas que expresan algún aspecto de dicha religión. El Cristianismo sigue este patrón, ya que hay varias iglesias de origen Cristiano: evangelismo, protestantismo, calvinismo o el mismo catolicismo. Y al mismo tiempo, cada una de estas vertientes tiene su propia subdivisión. Esto es lo que sucede con la Compañía de Jesús, una orden religiosa fundada en el siglo XVl en el seno de la iglesia católica. Sus miembros integrantes son conocidos como jesuitas.
Esta orden católica fue fundada por un español, San Ignacio de Loyola, así como por otros de sus seguidores ( San Francisco Javier es el más conocido ). Su aparición y posterior desarrolló se enmarca dentro de un momento histórico de singular relevancia: el surgimiento de la Reforma protestante liderada por Lutero. Los historiadores están de acuerdo en que la Compañía de Jesús surgió como contrapeso a esta escisión en el catolicismo. De hecho, en el Concilio de Trento que empezó en 1545, los jesuitas tuvieron un papel destacado como los nuevos impulsores de la fe católica y como freno intelectual ante el avance del protestantismo. Esta circunstancia se pone de relieve en la singular fidelidad de los jesuitas al papa y a lo que representa ( tienen los tres votos tradicionales de la iglesia católica y además un cuarto voto: la obediencia al papa ).
Desde la fundación de la orden, el papel de los jesuitas no ha dejado de tener todo tipo de avatares. El papa Clemente XlV prohibió la orden en 1773. En varios países fueron expulsados porque los gobiernos consideraban que los jesuitas ejercían una influencia negativa en la sociedad ( la expulsión se realizó en países como Francia, Portugal o España ). Al ser expulsados, padecieron el exilio y la mayoría de sus miembros fueron acogidos en Prusia y en Rusia y posteriormente emigraron a Estados Unidos. Con el tiempo, los jesuitas fueron nuevamente reconocidos.
La orden de los jesuitas está presente en todo el mundo. Sus miembros tienen fama de personas altamente cualificadas. De hecho, hay universidades de los jesuitas con un gran prestigio intelectual. También se dedican a otras actividades: las misiones, los medios de comunicación, tareas parroquiales, etc.
Los jesuitas han sido admirados y odiados. Incluso hay teorías que les atribuyen un poder estratégico en el mundo. Además del fundador de la Compañía de Jesús, el papa Francisco es el miembro más conocido entre los jesuitas.