Un disco duro es una herramienta informática que se utiliza para guardar información; este almacenaje se realiza gracias a procedimientos magnéticos. En la actualidad casi todos los ordenadores de sobremesa tienen uno, a pesar de que se considera que con el paso del tiempo su uso declinará por otro tipo de dispositivos.
Durante los años de vigencia de este artefacto se ha podido comprobar de qué manera tan innovadora fue desarrollando su capacidad. En efectos, en sus inicios contaban con un espacio varias miles de veces inferior al actual. Dada esta capacidad de desarrollo y escalamiento que demostró a lo largo de los años, puede decirse que ha sido fundamental para la adopción hogareña de las computadoras.
Un disco duro está formado por platos encerrados en una pequeña caja de metal sobre los cuales existe un cabezal para poder leer y escribir la información. Su desarrollo se debe prioritariamente al trabajo de IBM en la década del sesenta. Como todos sabemos, su uso ahora es masivo, circunstancia que da cuenta del modo impresionante en que fue difundiéndose su uso. Esto se debe principalmente a que los discos rígidos han disminuido considerablemente su costo con el paso del tiempo.
Un disco rígido puede dividirse en distintas particiones lógicas. Esto significa que el sistema operativo y los usuarios lo reconocerán como una o más unidades. Esta circunstancia es especialmente útil para realizar back-ups, utilizar dos sistemas operativos, etc. Además, cada partición debe formatearse con un determinado sistema de archivos para ser útil.
En los años presentes parece verse un estancamiento en el desarrollo de esta tecnología. En efecto, cada vez es más difícil aumentar la capacidad de almacenamiento, cosa que en el pasado no sucedía. En efecto, era común veinte años atrás que la capacidad de almacenamiento se multiplicase año a año. Esta circunstancia parece dar cuenta de un agotamiento en lo que respecta a las posibilidades de expansión.
En la actualidad, los discos rígidos todavía cuentan con un largo trecho de uso hasta que la obsolescencia ponga fin a sus días. En efecto, la aparición de unidades de estado sólido parecen ser las destinadas reemplazarlos, pero aun los costos de cada tecnología no permiten este cambio. Con el paso del tiempo, empero, lo seguro es que el aumento de la oferta pueda hacer disminuir los precios de estas nuevas unidades, poniendo un nuevo horizonte en lo que respecta a las posibilidades de la computación hogareña.