La actividad laboral está sujeta a variables muy diversas y el conjunto de todas ellas forman las condiciones de trabajo.
Uno de los factores determinantes en un trabajo es el económico. El sueldo fijo, los complementos, las horas extra y todo elemento que influya en el salario.
Otro de los factores es el relacionado con la seguridad e higiene. En este sentido, en los últimos años se han incorporado nuevos parámetros, las denominadas políticas de riesgos laborales, es decir, normas y pautas que deben regir una actividad para que ésta tenga las suficientes garantías de seguridad física para el trabajador, así como para su salud.
Además del salario, la seguridad y la salud, hay otras condiciones que igualmente influyen en la manera de realizar un trabajo. El horario es una de ellas, y existen varias modalidades, pues una empresa necesita cubrir un horario productivo y, paralelamente, los trabajadores tienen que compatibilizar su actividad y su tiempo libre. La política de incentivos es, sin duda, otro aspecto de la totalidad de las condiciones laborales, y no se refiere exclusivamente a la remuneración, sino que se tiene en cuenta la promoción interna de los empleados.
Para llevar un control efectivo de cómo se desarrolla una actividad, las administraciones ponen en marcha inspecciones y también establecen protocolos de actuación. De esta forma, se concreta con precisión de qué manera hay que realizar una actividad, evitándose así una libre interpretación.
Las empresas punteras de cada sector intentan que sus empleados tengan buenas condiciones, puesto que de lo contrario la competencia puede proponerles a los empleados otras maneras de trabajar, más ventajosas en algún sentido. También hay entidades que ofrecen un trabajo en unas condiciones muy precarias, sin las necesarias garantías. La legislación laboral y los sindicatos intentan vigilar y supervisar que el trabajo tenga las mínimas características necesarias para encontrarse dentro de la legalidad.
La globalización es uno de los aspectos que más afectan a las condiciones de trabajo. En algunos países no se respetan los derechos de los trabajadores y esto afecta al precio final de los productos, generalmente más baratos que en los países con una legislación más avanzada. El consumidor conoce esta circunstancia, sin embargo también necesita comprar productos al mejor precio posible. Se trata de un dilema de difícil solución, ya que comprar barato implica a veces fomentar la explotación y comprar a un precio elevado puede resultar prohibitivo para la mayoría de bolsillos.