El comunismo es una doctrina política que se desarrolló en Europa en el siglo XlX. Si bien tiene raíces en la antigüedad, el principal impulsor de este planteamiento filosófico y político es el pensador alemán Karl Marx. De hecho, marxismo y comunismo son términos que en ocasiones se emplean como sinónimos.
Son muy diversas las perspectivas por las que es posible analizar el comunismo (como un planteamiento filosófico, en su dimensión histórica o en su aplicación práctica en algunos países a lo largo del siglo XX). En esta entrada se presenta una idea general del comunismo desde un enfoque ideológico.
En primer lugar, el comunismo presenta una dura crítica al modelo capitalista y al sistema social que se genera a partir del mismo. Los mecanismos de la economía capitalista y sus valores implícitos son considerados como los elementos que han provocado la desigualdad y la injusticia entre los hombres. En consecuencia, los comunistas, se oponen a la acumulación del capital en manos privadas y proponen que la producción y los bienes que se generan sean de la comunidad. Así, el objetivo de esta ideología es lograr la abolición de las clases sociales y la desaparición de ricos y pobres, de opresores y oprimidos. El anhelo que impulsa el movimiento comunista desde sus orígenes es la igualdad entre los hombres.
Para conseguir su objetivo, los comunistas proponen un cambio social revolucionario. De tal manera, que el conjunto de los trabajadores tomen el poder, creándose la denominada dictadura del proletariado.
La economía del comunismo se basa en la planificación estatal (los planes quinquenales), en la que se marcan los objetivos de producción para satisfacer las necesidades de los individuos. Al no existir el libre mercado característico del sistema capitalista, es el estado quien determina cuáles son las prioridades de la población. Y para que este sistema funcione es necesario la existencia de un partido único que represente a toda la sociedad.
En relación con los valores del comunismo, este movimiento propugna el interés general sobre el particular, la solidaridad frente al individualismo y la igualdad por encima de la libertad. Así mismo, se rechaza la idea de competitividad y se defiende un criterio opuesto, la cooperación.
En el terreno religioso, el comunismo se declara ateo porque considera que la materia y sus mecanismos permite explicar la realidad. Por otra parte, tradicionalmente, el comunismo se ha opuesto a la religión por considerarla «el opio del pueblo», tal y como afirmó Karl Marx.