Se denomina violencia psicológica a una agresión realizada sin que medie contacto físico entre personas. Esta se canaliza principalmente en frases descalificadoras que intentan desmerecer y descalificar a otro individuo. Es por esta circunstancia que la violencia psicológica es difícil de probar y de poner de manifiesto, en la medida en que generalmente se efectúa en un marco de ambigüedad. En efecto, existen actitudes, expresiones que pueden calificarse como una forma de violencia en la medida que significan un perjuicio para un tercero o un desprecio del mismo. La violencia psicológica puede tener efecto en cualquier circunstancia y además puede tener como objeto a cualquier persona.
Los seres humanos se desarrollan en muchos ámbitos y este tipo de hecho en ocasiones acarrea conflictos de intereses. La violencia psicológica puede verse como un modo muy rudimentario de reaccionar ante ésta puja de intereses. En efecto, con ella se intenta desacreditar al otro o maltratarlo para que tenga un determinado comportamiento; no obstante, a diferencia de lo que sucedería con un maltrato físico y patente, este tipo de violencia se desarrolla de modo velado. Es por ello que es común encontrar este tipo de proceder aun en los lugares menos impensados.
En el ámbito escolar, la violencia psicológica es común entre los alumnos. En efecto, dada la escasa capacidad que todavía muestran los niños para socializar, es común que los problemas se desarrollen en este tipo de tesitura. No obstante, también existen circunstancias en las que los maestros ejercen un tipo de trato despectivo hacia los educandos, circunstancia por demás reprobable.
En el ámbito familiar también suelen existir este tipo de circunstancias desafortunadas, desde los padres a los niños o entre la misma pareja. Cuando esta situación se torna un lugar común, es obvio que la relación familiar está deshecha. En este sentido es importante dar la debida importancia a este tipo de comportamientos, dado que significan realmente una fuente de gran daño.
En el ámbito laboral también puede observarse en numerosas ocasiones circunstancias que se caracterizan por su violencia velada. En efecto, esta puede ser casual, fruto de algún tipo de conflicto o evento fortuito, o efecto de algún tipo de intención subrepticia. En efecto, es harto frecuente que en ocasiones se haga un maltrato de un empleado con la finalidad que este renuncie sin que se llegue a pagar una indemnización. No obstante, si la situación es muy evidente, siempre es posible poner un testigo de esta ante la justicia para hacer un reclamo.