Una sociedad estamental es una sociedad estructurada según distintos estratos que representan un grupo humano con obligaciones y derechos particulares. Las sociedades estamentales se caracterizan por la dificultad existente para que un individuo se mueva entre estos estratos. Esta circunstancia ha hecho que las mismas sean vistas como fuertemente retrógradas y rígidas. A lo largo de la historia han existido diversas experiencias en las que una sociedad se organizó de una manera en la que existieron estamentos que impedían a los individuos una libertad en lo que respecta a sus destinos; esta circunstancia se explica básicamente por el hecho de que independientemente de la voluntad o la capacidad de una persona, el estamento en el que nacía era aquel en el que generalmente se iba a mantener a lo largo de su vida salvo que existiese una situación poco común.
Las sociedades estamentales tienen como característica que el orden que mantienen tiene algún grado de legitimación. Esta circunstancia hace que tienda a mantenerse en el tiempo y las injusticias queden de algún modo latentes sin que algún conflicto emerja de forma radical. No obstante, esta circunstancia temida ocurre de vez en cuando, hecho que implica un cambio en la cosmovisión y en la organización toda que dicha sociedad tiene. Un tipo de organización que puede definirse como estamental es la propia de la Edad Media, organización que ve su fin definitivo a partir de la revolución Francesa, hecho de gran significación que dio nacimiento a una nueva era.
En una sociedad estamental, algunos de los estamentos tienen situaciones más favorables que otros. Esta circunstancia ha hecho que en muchas ocasiones el término tenga una fuerte connotación peyorativa. Dada esta condición, los sectores favorecidos tienden a buscar mantener esta condición de forma indefinida. En el caso de la Europa medieval, esta circunstancia comenzó a cambiar gracias al rol de una clase social que buscaba protagonismo en la toma de decisiones que afectaban a la sociedad: la burguesía. Esta impulsó una cultura y una filosofía que pronto comenzó a cambiar la percepción de muchos individuos y que culminó en lamentada revolución.
Nuestra sociedad parece ser lo contrario desde todo punto de vista a una sociedad estamental. En efecto, la misma preconiza la meritocracia y la posibilidad de cambio en las condiciones personales. Si bien esta visión es certera en muchos sentidos, también es cierto que pueden argüirse muchas deficiencias o problemáticas referidas a la igualdad de oportunidades.