Se denomina sistema socialista a un tipo de organización económica en donde los recursos económicos son propiedad de toda la población y en los que no tiene lugar la propiedad privada. A lo largo del siglo XX existió una corriente que intentó dar al estado una mayor participación al estado en la economía de mercado y por extensión recibió también el mote o calificación de socialismo. No obstante, en un sentido estricto, el socialismo se caracteriza por limitar al extremo la propiedad privada e intentar planificar la economía desde un punto de vista centralizado.
El primer teórico que cabe mencionar para dar cuenta del socialismo como sistema es Karl Marx. Este dio a su teoría económica y social un eje teórico sustentado en algunos conceptos extraídos de la dialéctica de Hegel. En efecto, si para Hegel la historia era la evolución del Espíritu en un proceso de tesis, antítesis y síntesis, para Marx esta dialéctica será dada en universo material y entre distintas clases sociales que se fueron sucediendo a lo largo de la historia cuya último enfrentamiento sería entre la burguesía y un proletariado, dando lugar finalmente a una sociedad sin clases.
En la práctica, el socialismo se caracterizó por colectivizar los distintos medios productivos. Este tipo de enfoque fue criticado por muchos economistas, pero fue quizá Friedrich Hayek aquel que logró elucidar con mayor eficacia los problemas de un sistema socialista. Así, para el economista austriaco, el problema del socialismo radica fundamentalmente en el hecho de concentrar la toma de decisiones en materia económica en un grupo selecto que dada la magnitud de la información a procesar, se veía imposibilitado de tomar las medidas adecuadas. En un sistema de economía libre, por el contrario, la información se procesaba por todos los agentes intervinientes, redundando en un mayor grado de eficiencia y por ende en un desarrollo sustentable. Para el economista, cualquier intento de reducir el conocimiento económico al pensamiento de un conjunto de técnicos era una pretensión absurda y tenía consecuencias nefastas.
Este tipo de visión tuvo una enorme influencia en los albores del siglo XX, pero con el paso del tiempo fue relegándose hasta ser solo un mero ejemplo decadente de un supuesto de valores elevados. En efecto, la historia pudo demostrar que una economía de mercado en donde la libertad se respete en el ámbito comercial era capaz de producir una mayor cantidad de beneficio que una en donde el estado era el encargado de dirigir la economía.