Un contrato es un documento de suma importancia que implica la responsabilidad que al menos dos partes tienen en circunstancias determinadas por él. Este tipo de documentos no son volátiles ni opinables sino que se entiende que las personas que los firman se comprometen legalmente a cumplir sus diferentes artículos o puntos y que la ruptura de esa responsabilidad contractual puede generar daños para el otro, por lo cual valen diferentes tipos de resarcimiento.
El contrato como marco legal para actividades sociales
Hace mucho tiempo ya existe la noción de que ciertos tipos de vínculos sociales deben enmarcarse dentro de la idea de contrato. Un contrato no es más ni menos que un documento que sirve para establecer las características de los mencionados vínculos para ordenarlos y señalar las responsabilidades de cada una de las partes.
En un contrato se pueden establecer tanto las obligaciones o responsabilidades como también los derechos de cada parte, por ejemplo el derecho a reclamar o de ser defendido una de las dos partes en caso de necesitarlo. Por otro lado, un contrato puede servir de protección para el más indefenso de los firmantes ya que le permite tener un documento legal que lo ampare ante la ley.
La responsabilidad contractual en el ámbito laboral
Uno de los ámbitos donde el contrato es más importante y necesario es el ámbito laboral. Esto es así debido a que muchas veces los empleadores abusan de su poder y no aseguran a sus empleados todos sus derechos, incluso los establecidos por ley. Firmar un contrato significa para el empleado siempre tener una posibilidad más certera y firme de reclamar si quien lo contrata no cumple con las obligaciones básicas que le corresponden. Un ejemplo muy claro es aquel que tiene que ver con la responsabilidad contractual de pagar indemnización si el empleado es eliminado del puesto que posee.
¿Cuál es el objetivo de la responsabilidad contractual?
El objetivo de este tipo de concepto nos ayuda a pensar que cuando se establecen vínculos entre terceros que no mantienen un vínculo familiar o de confianza, el contrato sirve para resolver posibles problemas o evitarlos directamente. Cuando una persona no cumple con su responsabilidad contractual, el otro firmante puede recurrir a la justicia y demandar que se cumplan sus derechos de acuerdo a lo establecido en ese contrato. La responsabilidad contractual puede implicar sanciones muy fuertes o también reparaciones económicas que pueden variar con cada situación.
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