Pocas veces utilizada en la historia de la Humanidad, la resistencia no violenta es una forma más y completamente digna de reclamar por algo que se considera injusto sin generar daños ni lesiones a terceros o a bienes ajenos. Las sociedades humanas son altamente complejas y la existencia de situaciones de desigualdad o injusticia pueden hacer que se desee encontrar solución o un cambio. La importancia de poder obrar sin ejercer violencia sobre otros es vital para construir un mejor futuro.
Una opción para encontrar una vía de solución a determinados problemas
La vida en sociedad muchas veces se vuelve compleja y se dan de manera permanente situaciones que pueden sostener actos de desigualdad. En la historia podemos encontrar infinitos casos de protestas y de resistencia que han tenido que ver con reclamos por condiciones de vida que se ajusten a la idea de derechos o de mayor igualdad. Sin embargo, son pocos los casos que podemos encontrar de movimientos que hayan tenido que ver con esos mismos reclamos pero con métodos pacíficos en los que no se buscara confrontar física o verbalmente.
La resistencia no violenta puede darse de muchas maneras distintas: en algunos casos puede ser simplemente la difusión de una situación de injusticia, de movilizaciones pacíficas, de huelgas de hambre o de brazos caídos, de la concientización en diferentes espacios, etc. Lo que caracteriza a todas estas situaciones es la decisión de no usar la violencia en ninguna de sus formas para lograr las soluciones esperadas.
Al encuentro de una mejor forma de vida en sociedad
Si bien la mayoría de las veces las protestas que implican actos de violencia tienen que ver con un marco de mucha y de profunda desigualdad (a veces incluso también de violencia no reconocida como tal), hay veces en las que estos actos de protesta pueden dañar a quienes son inocentes, tanto física como psicológicamente, además de tal vez destruir espacios públicos o propiedad privada de quienes no están involucrados en tal situación.
Es por eso que se considera que la resistencia no violenta, con el uso de la inteligencia y de la búsqueda de soluciones a través del diálogo y el entendimiento, como formas realmente útiles y necesarias para poder encauzar los conflictos naturales de cualquier sociedad. En este sentido, es de este modo que las comunidades humanas podrán llegar a un mejor porvenir donde las situaciones de injusticia sean realmente transformadas en situaciones de justicia y diálogo.