La ontología es una rama de la filosofía que se enfoca en el estudio del ser; el mismo debe entenderse desde la particularidad de cada ser como de lo que “es” en general. Tuvo sus inicios con la misma filosofía, en la Grecia clásica, aunque el término comenzaría a utilizarse mucho después. Es una suerte de filosofía genérica que intenta producir conocimiento o preguntas acerca de la existencia en un nivel básico. Un buen ejemplo de esta circunstancia la muestra Leibniz con la pregunta: “¿por qué existe algo en vez de nada?”. La ontología intenta dar respuestas en este sentido, siguiendo un desarrollo que parte de circunstancias que damos por sentado.
Platón hizo una distinción entre el ámbito de lo inteligible y el de lo observable por los sentidos. Ambas instancias son parte de la realidad, pero la segunda, aquello que percibimos por los sentidos, es un reflejo de la primera. Así, existe en este filósofo una clara dependencia de lo perceptible con respecto a lo racional. Este tipo de dicotomía es fácilmente observable en la alegoría de “la caverna”: en esta se describe unos hombres amarrados que solo pueden observar las sombras que se proyectan contra una pared y que se originan en una fogata y en los movimientos de otros hombres. Con este ejemplo se intenta transmitir esta relación entre el mundo de las ideas y lo perceptible.
Fue quizá Aristóteles quien logró desarrollar esta disciplina hasta el punto de lograr que su influencia le sobreviviera muchos años. Hablará de la existencia de substancias y de materia para dar cuenta de lo universal y de lo particular. Un objeto cualquiera es la unión de la materia con sus accidentes y de la forma sustancial. Las observaciones de Aristóteles fueron harto utilizadas en la Edad Media, con el aditivo de sumar la fe a la ecuación. La materia de la ontología sería en este contexto la creación de Dios, casusa primera y fin de todas las cosas.
El siglo XX fue un período fructífero para esta disciplina. En efecto, pueden citarse los trabajos de Husserl y Heidegger como los más significativos en este sentido. En general puede decirse que intentan hacer un desarrollo de una ontología basada en la existencia humana, que derive de las experiencias más fundamentales del hombre. Heidegger en particular, intentará hacer una distinción entre “ser” y “ente”. Este tipo de consideraciones llevará a Sartre a afirmar que la existencia precede a la esencia.