El concepto de naturaleza humana es un concepto altamente interesante ya que nos pone de frente a dos palabras que parecerían ser contradictorias: ¿existe una naturaleza humana? ¿es posible que el ser humano posea todavía elementos naturales e instintivos o somos seres absoluta y exclusivamente racionales?
Una forma de entender al ser humano de modo integral
Sabemos todos que el ser humano es el único ser vivo que ha logrado desarrollar la razón y con ella construir un sinfín de cosas que no existían antes en este mundo, así como poder imaginar, pensar, recordar cosas a largo plazo, etc. Sin embargo, hay una parte del ser humano que es su naturaleza y que tiene que ver con el hecho de que, como todos los demás seres vivos, posee un organismo y elementos que son instintivos y naturales.
Cuando hablamos de la naturaleza humana nos referimos a todos los elementos de un individuo que lo hacen único y que lo diferencian de cualquier otro ser vivo conocido. Así, la naturaleza humana no es sólo su aspecto racional y lógico sino también sus aspectos emocionales, sentimentales, orgánicos e instintivos que tal vez estén más ocultos, pero que siempre logran salir a la superficie.
La vida actual y la desaparición de la naturaleza humana
Es importante señalar que el modo de vida actual hace que muchas veces ocultemos y anulemos inconcientemente nuestra naturaleza humana. Así, solemos actuar con una lógica que parece evidente pero que tiende a hacer desaparecer nuestras emociones, nuestro instinto o nuestras «corazonadas». La naturaleza humana, por otro lado, implica la vida en sociedad y eso supone valores tales como la tolerancia, la solidaridad, la empatía. Ninguno de estos valores se ve estimulado en las grandes ciudades, espacios en los que cada persona hace lo que puede para sobrevivir y pareciera que el tiempo no alcanza para ocuparnos de ayudar a quienes más lo necesitan.
Hacia un desarrollo pleno del ser humano
Para que cada uno de nosotros logre dar con su identidad de manera integral y completa, es necesario que busquemos las formas y las acciones que nos lleven cada vez más hacia el reconocimiento de nuestro pleno ser. Esto quiere decir que debemos prestarle atención a nuestros sentimientos, dejarlos fluir, reconocernos como parte de un conjunto de personas a las que hay que respetar, buscar la paz y los espacios de reflexión y meditación, bajar la ansiedad y la velocidad de nuestras vidas, acompañar a los que lo necesiten, etc.
Estas acciones servirán para dar con nuestra plena naturaleza humana, aquella que presta atención a nuestras capacidades mentales pero también a las emotivas y sociales.