El instinto es la reacción espontánea en el comportamiento de un animal. Esto implica que es algo que no se aprende.
En el mundo de los animales, los zoólogos y etólogos (especilizados en la conducta) han descrito los diferentes instintos: de ataque y de defensa, los relacionados con los movimientos migratorios o de protección con respecto a las crías. Al ser comportamientos comunes entre los miembros de una especie, se ha considerado que estas reacciones instintivas constituyen un mecanismo genuino de los animales.
En los humanos
Si hablamos de los instintos en el ser humano, resulta más complejo establecer cuáles son y cómo funcionan, ya que el hombre es un animal con un pensamiento elaborado y que vive en un ambiente, en una cultura determinada. El debate sobre los instintos humanos es complejo. Se considera que sí hay ciertos patrones fijos de comportamiento (por ejemplo, el instinto de amamantar de los bebés o el instinto de supervivencia como inclinación natural). Sin embargo, la realidad del hombre es tan compleja que no siempre es fácil determinar que una pauta de comportamiento es realmente instintiva. Pongamos un ejemplo. Aparentemente, todos los humanos tenemos un instinto de supervivencia, pero hay situaciones que contradicen esta afirmación (por ejemplo, una huelga de hambre).
El concepto de instinto en los humanos se encuentra enmarcado dentro de una polémica permanente: el binomio naturaleza-cultura. Dicho en otros términos, se trata de delimitar qué aspectos son estrictamente naturales y cuáles son aprendidos dentro de un contexto social.
En los animales
El instinto de los animales determina su comportamiento de manera absoluta. Este mecanismo no es igual en los humanos, ya que lo instintivo es modificado, alterado e incluso anulado por otros patrones, los culturales.
Uno de los pensadores que más ha reflexionado sobre los instintos humanos es Sigmund Freud. En su teoría psicoanalítica afirma que la parte racional y consciente de la mente actúa como una barrera que oculta lo instintivo y es la mente inconsciente la que está en contacto con la dimensión «animal» del hombre. En otra de sus valoraciones este pensador afirma que los humanos están guiados por dos fuerzas: el eros o el instinto de vida y el tánatos o el instinto de muerte. El primero es el que apuesta por la conservación de la vida en todos sus facetas, mientras que el segundo expresa el impulso hacia la destrucción de la propia existencia.
En el lenguaje corriente, la idea de instinto se utiliza en otros sentidos. Se dice, por ejemplo, que alguien tiene instinto para los negocios cuando tiene un don especial o una intuición con respecto a esta actividad. En estos casos, la palabra instinto se utiliza de una manera figurada.