Si hay algo que el ser humano no ha podido comprender nunca del todo es el mundo divino, es decir, de los dioses o del dios en el que se crea. Así, a lo largo de la historia de la Humanidad, se han aplicado sobre ese espacio celestial un sinfín de propiedades, hechos y mitos que han servido para explicar todo aquello que, como seres humanos, finitos, nos resultaba imposible de entender. Uno de los conceptos más interesantes en este sentido es el de la justicia divina.
Una primera aproximación al concepto
Cuando tenemos que definir qué es la justicia divina, debemos empezar señalando que la idea o la noción de justicia es un concepto puramente humano, que se desarrolla en la convivencia social y que mucho tiene que ver con la posibilidad de evitar actos de desigualdad, de injusticia.
A lo largo de la historia se han desarrollado dos modos principales de entender la justicia: por un lado tenemos la justicia divina, aquella relacionada con el mundo de los dioses, entregada por ellos a los seres humanos, y por otro lado la justicia humana, aquella que fue construida por el ser humano a través de leyes escritas e imponibles a cualquier ciudadano de una comunidad.
La justicia que nos han entregado los dioses
Si bien el concepto de justicia humana, de ley humana, existe desde la Antigüedad cuando se han escrito los primeros documentos legales, es importante señalar que la justicia divina ha sido muchas veces la que más fuerza ha tenido, incluso más que cualquier ley humana que pudiera desarrollarse. Aquí yace la noción de que la justicia divina porta un grado de perfección superior al de la justicia humana que, al ser creada por los mismos humanos, puede pecar de errores e incongruencias en muchos casos.
La justicia divina o la justicia que nos entregan y nos enseñan los dioses es inconmensurable. Esto quiere decir que no es medible en términos humanos, cae en manos de las personas que tienen fe en determinada entidad divina. Al mismo tiempo, no se puede entender linealmente ya que no existe una forma concreta de hacerse presente, es simplemente un concepto abstracto de lo que entendemos por justicia como seres que conviven en sociedad.
El deseo de la justicia que contenga nuestros errores humanos
La principal fortaleza de la justicia divina tiene que ver con la sensación, para aquellos que en ella creen, de que la misma cubre todos los huecos que nos deja la justicia humana. Así, ante un delito puede flaquear la justicia humana mientras la justicia de los dioses se cumple sin dudarlo, tal vez en esta vida o tal vez en otra vida, cuando el alma entra al purgatorio a cumplir todos sus castigos y a subsanar todos los errores.