Existe una locución latina que expresa muy bien el concepto de efímero, tempus fugit. Significa que el tiempo pasa, se escapa. Por lo tanto, cuando decimos que las cosas son efímeras hacemos referencia al tiempo, concretamente a su fugacidad.
El valor temporal de la existencia
Vivimos en dos coordenadas, el espacio y el tiempo. Todo está cambiando permanentemente y el presente se convertirá en pasado. Ignorar esta dimensión temporal resulta imposible. Por otra parte, el tiempo es algo que vivimos de una manera subjetiva (decimos que un instante nos parece eterno). En consecuencia, tenemos la sensación psicológica de que el tiempo se escapa entre nuestras manos y no lo podemos controlar. A partir de esta sensación subjetiva decimos que el tiempo es efímero y esto nos produce una sensación de vacío y de extrañeza.
Ideas y reflexiones sobre el paso del tiempo
La vivencia del tiempo como algo efímero invita a una reflexión filosófica, tal y como han hecho muchos pensadores a lo largo de la historia. Los pensadores cristianos han pensado en el tiempo como algo lineal, con un principio y un fin. Algunos filósofos presocráticos se ocuparon de un concepto ligado con el tiempo, el devenir. Otros filósofos relacionaron el tiempo con el movimiento. Incluso algunos afirmaron que el espacio y el tiempo no son reales.
Desde otro punto de vista, algunos científicos se preguntan por el tiempo antes de la creación del mundo. Para algunas tradiciones religiosas el tiempo se repite permanentemente y por ello se habla de la idea del eterno retorno. Hay corrientes que conciben el tiempo como algo real y, por lo tanto, existe como una entidad independiente de la mente humana.
El sentido del tiempo que manejamos en la vida cotidiana está marcado por el reloj, los horarios y las obligaciones. Sin embargo, la temporalidad es una cuestión problemática y compleja, pues está relacionada con la materia, el movimiento, la percepción, el espacio y la vivencia interior.
Los distintos planteamientos relacionados con el tiempo ponen de relieve que, de una u otra manera, la fugacidad del tiempo (lo efímero) crea en nuestra mente una serie de ideas contrapuestas (los realistas frente a los idealistas, el tiempo como algo lineal o como una idea cíclica, etc).
Al margen de las reflexiones sobre el tiempo, el hecho de experimentar que la vida es efímera puede tener consecuencias. Alguien puede pensar que es necesario aprovechar al máximo cada instante porque el placer del momento presente se desvanecerá pronto (el famoso carpe diem). Por el contrario, puede provocar una actitud pasiva y una cierta indiferencia (no tiene sentido que me preocupe por algo porque esa preocupación se irá diluyendo poco a poco).