Un ecosistema es un modelo de explicación mediante el cual los seres vivos de un hábitat se relacionan en un ambiente natural.
Un animal depende de otros para su alimento y supervivencia y estos otros tienen igualmente otras dependencias nutritivas. Estos vínculos reciben el nombre de ecosistemas. Un ejemplo concreto sería el caso del felino, la gacela y el pasto. Los tres crean unas relaciones de tal manera que si hubiera una alteración ( la intervención de cazadores, por ejemplo ) el ecosistema natural deja de funcionar y el medioambiente pierde su equilibrio espontáneo.
Un ecosistema es artificial cuando el modelo natural se aplica al margen de sus circunstancias de origen. El fin de estos ecosistemas es recrear o reproducir lo natural en un contexto no natural, es decir, artificial.
En los zoológicos se realizan este tipo de ambientaciones. No en un sentido estricto, porque no hay una cadena alimenticia, sino que el ecosistema artificial tiene un carácter estético, en cuanto que reproduce algún aspecto de la naturaleza. El concepto tradicional de zoo ha evolucionado y actualmente se tiende más a crear reservas naturales, donde la intervención humana provoca que haya un componente artificial en el ecosistema creado: la introducción de nuevas especies, medidas de seguridad para proteger a los animales y a las personas, control sanitario para la preservación de las especies, etc.
Los ecosistemas artificiales suponen una recreación de lo natural y obedecen a fines distintos. Hay un fin industrial y alimenticio, siendo el caso más conocido las piscifactorías, donde se alteran ciertas condiciones ( la temperatura del agua, por ejemplo ) para obtener un mayor volumen de peces. Otro de los propósitos de los ecosistemas artificiales es el ocio y el entretenimiento, habiendo varios ejemplos en esta línea: terrarios, arrecifes artificiales y otros.
En el ámbito del hogar hay un ecosistema artificial muy conocido: las peceras. Tienen unas características muy semejantes al ecosistema natural y la finalidad es de tipo decorativo.
La palabra artificial tiene en muchas ocasiones un sentido despectivo, como si lo artificial fuera inferior a lo natural. Esta idea es bastante discutible, porque todo lo humano tiene, por definición, un sentido artificial, ya que manipula lo natural. Pensemos en la ganadería, que representa un cambio en el ecosistema natural de los animales. Es una actividad artificial y se crea un ecosistema que no es espontáneo.