Un término que es vital entender para comprender mejor aspectos de nuestra vida cotidiana tanto política como socialmente es el de desaparecido. Es especialmente importante en los últimos tiempos a partir de la conciencia que existe sobre los derechos humanos civiles y la obligación de todos los Estados a proteger a sus ciudadanos y obrar por su bienestar. En el caso de la Argentina, está íntimamente vinculado a lo acontecido en la última dictadura militar.
¿Existe alguien que está desaparecido? El uso de la palabra
Cuando decimos que una persona está desaparecida podemos estar haciendo referencia a dos situaciones diferentes. Por un lado, podemos hablar de personas que faltan de su casa y de las que no se sabe su paradero. En un segundo caso, el término se usa para señalar a aquellas personas que desaparecieron bajo regímenes dictatoriales (incluso a veces democráticos también) y de los que nunca más se tuvo noticias. En este último caso se habla de responsabilidad por parte de las fuerzas del Estado en esa desaparición, lo cual la convierte en algo mucho más grave que la ausencia de una persona por causas personales, familiares o locales.
El término desaparecido es un término muy complejo, ya que establece que esa persona no tiene condición de vivo ni de muerto. Así, el desaparecido pasa a convertirse en una entidad abstracta que sigue en la memoria y en el reclamo de justicia de sus familiares o seres queridos pero al que no se puede llorar porque no se posee el cuerpo o no hay un lugar físico concreto donde hacer honores. Este argumento fue el que esgrimieron los militares que gobernaron en Latinoamérica en la década del ’70: si no existe el cuerpo, no existe el delito y así el desaparecido se convertía para los Estados dictatoriales en un problema de otro, ya que no había manera de probar su muerte.
La imagen más arriba en el artículo muestra el monumento-homenaje al periodista ucraniano Georgiy Gongadze, quien fuera raptado y asesinado en un escenario con innumerables cuestionamientos de poder durante la presidencia de Kuchma.
Los desaparecidos de la dictadura militar y su memoria
En el año 1976 comenzó en la Argentina la última dictadura militar que se caracterizaría por ser la más larga y cruenta dictadura del país. Esto ocurrió en simultáneo en muchos países de América Latina. El proceder de estos gobiernos sentó una profunda estructura represiva que implicó el secuestro, tortura y desaparición de miles de personas que pasaron por centros clandestinos o que encontraron la muerte en la vía pública a manos de fuerzas de seguridad del Estado.
Los desaparecidos (y los que siguieron desapareciendo en democracia, como ocurrió por ejemplo con Julio López o los 43 normalistas de Ayotzinapa en México) son hoy una figura simbólica política y social que está presente en cada movilización y en cada marcha, ya que su memoria no se extingue y permanecen en el recuerdo de sus seres queridos y del pueblo mismo.
Imagen: Fotolia. Leonid Andronov