La democracia participativa se define como un modelo político según el cual los ciudadanos tienen una mayor influencia y actividad en la toma de decisiones de carácter público.
Es por ello que uno de los mayores retos para la democracia participativa reside en lograr implicar plenamente a los ciudadanos en el proceso democrático, de forma que puedan adoptar un papel activo en la escena política, para lo cual se implementan mecanismos de participación tales como referéndums, plebiscitos o asambleas populares.
Ventajas de la democracia participativa
La principal ventaja que aporta la democracia participativa es que el ciudadano tiene la capacidad de influir en la adopción de medidas políticas, lo que lleva a que éstas tengan una dimensión más humana y se pueda desarrollar una sociedad más justa. Como consecuencia directa de este hecho, se fomenta el ambiente cooperativo buscando el consenso, ya que las decisiones adoptadas afectan a todos los miembros de la sociedad.
Por otra parte, mediante la democracia participativa, individuos y comunidades que de otra manera hubieran sido silenciados, tienen ahora la oportunidad de expresar libremente sus ideas, haciendo participe al resto de la sociedad de sus anhelos y aspiraciones.
Finalmente, por su propia esencia, la democracia participativa fomenta la transparencia en la toma de decisiones e involucra en mayor medida a los miembros de la sociedad en el proceso político.
Democracia participativa versus Democracia representativa
En muchas ocasiones se presenta la democracia participativa de forma enfrentada a la representativa, como si fueran dos formas de democracia completamente contrapuestas y antagónicas. Nada más lejos de la realidad.
La democracia participativa es en la mayoría de los casos una forma más de articular la democracia representativa, de forma que se puedan aprovechar sus ventajas a la hora de adoptar ciertas decisiones.
Así, en caso de trabajar en áreas pequeñas o con grupos reducidos de personas, la democracia participativa resulta una herramienta muy útil pues permite tomar una decisión más adecuada a las necesidades de ese caso concreto. Pero en caso de tener que tomar decisiones complejas que afectan a un gran número de personas, la democracia participativa puede resultar engorrosa, impidiendo un avance normal de las negociaciones y dilatando en exceso la toma de una decisión final.
Es por ello que en esos casos, la democracia representativa se muestra más efectiva, dejando que sean los representantes políticos electos los que tomen la decisión en nombre del pueblo.