Surgido en Inglaterra durante el siglo XVII, el constitucionalismo se conformó como un movimiento defensor de la instauración de un texto constitucional en el cual se expresase la organización jurídica y normativa del Estado con el objetivo de limitar el poder de los gobernantes y garantizar derechos a los ciudadanos.
Si bien en un principio los movimientos constitucionalistas solo garantizaron derechos civiles y políticos, con el paso del tiempo comenzaron a incorporarse derechos sociales, económicos, culturales y colectivos. En la actualidad, la mayoría de los países del mundo se basan en sistemas constitucionalistas.
Marco histórico
El Surgimiento del constitucionalismo se puede situar en la Revolución Inglesa (1642-1688) que, en lucha contra el absolutismo monárquico, tuvo como resultado el fortalecimiento del Parlamento en la toma de decisiones utilizando como mecanismo el “Bill of Rights”, un documento escrito que declaró derechos de los ciudadanos y estableció los límites al poder real. Posteriormente, ello influyó en la Revolución de Independencia de Estados Unidos (1776) y la Revolución Francesa (1789) ya que, en ambos casos, se redactaron textos constitucionales.
Es de destacar que, intelectualmente, la Ilustración brindó un marco teórico a la perspectiva constitucional. Entre los principales pensadores, destacaron Montesquieu, quien elaboró en profundidad la idea de la división de poderes; John Locke, pensador de los derechos individuales; y Jean-Jacques Rousseau, principal exponente del principio de la soberanía popular.
Características
El constitucionalismo se caracteriza, en primer lugar, por limitar el poder de las instituciones estatales mediante la ley. En ese sentido, la Constitución se establece como una autoridad suprema que, al estar escrita, es regular para todos los gobiernos, indistintamente de sus características ideológicas. En la misma línea, este movimiento establece la división de poderes como una forma de evitar los abusos de autoridad.
Por otro lado, el constitucionalismo instaura el principio de la soberanía popular, es decir que el Estado es el depositario del poder del pueblo. Además, propugna la defensa de los derechos individuales de los ciudadanos los cuales, también, se encuentran garantizados en dicho texto constitucional supremo. Así es que, mediante este sistema, todos los habitantes de un territorio son iguales ante la ley.
Finalmente, en contraposición a las leyes divinas, el constitucionalismo se basa en la racionalidad, es decir que se aplican reglas escritas que fueron pensadas y consensuadas con anterioridad por parte del pueblo o sus representantes.
Ejemplos de modelos constitucionales
• Constitucionalismo liberal: se llama así al primer movimiento constitucionalista, el cual se caracterizó por garantizar derechos de primera generación, es decir, derechos civiles y políticos. Como mencionamos, este modelo surgió en Inglaterra en el siglo XVII y rápidamente se expandió por otros países como movimiento de oposición al absolutismo monárquico y en favor del poder de las incipientes burguesías.
• Constitucionalismo social: surgió y se desarrolló a lo largo del siglo XIX con el objetivo de incorporar derechos sociales, económicos y culturales en las Constituciones, junto a los derechos individuales ya existentes. Este movimiento fue impulsado, en primera instancia, por la presión de las clases trabajadoras que cuestionaban la idea de igualdad ya que se establecía que la misma era jurídica pero no real, es decir que la garantía de ciertos derechos estaba relacionado con la clase social, el género o la edad. El constitucionalismo social, cuya Constitución ejemplar es la de Querétaro (sancionada en 1917 como resultado de la Revolución Mexicana), se expandió con firmeza en la mayoría de los países luego de las violaciones a Derechos Humanos cometidas durante la Segunda Guerra Mundial.
• Nuevo constitucionalismo latinoamericano: este movimiento constitucionalista es de carácter reciente. El mismo se materializó por primera vez en las Constituciones de Venezuela (1999), Ecuador (2008) y Bolivia (2009). Mediante este modelo, y basándose en las ideas democráticas, se buscó una participación activa de los ciudadanos y una mayor igualdad, lo cual implicó tener en cuenta las culturas de los habitantes originarios, oprimidos desde la instauración de los procesos coloniales. En este sentido, entiende a los pueblos originarios como sujetos de derecho que poseen sus propias costumbres, ideas de propiedad, lenguas, entre otras. En la actualidad, Chile se encuentra en vías de sancionar una Constitución basada en el nuevo constitucionalismo latinoamericano.