Un fenómeno característico de la época en la que vivimos es la de las transformaciones en el modo en el que las sociedades consumen y el modo en el que la producción de bienes se organiza. En este sentido la obsolescencia programada aparece como una realidad cada vez más tangible que nos lleva de modo permanente a tener que reemplazar los productos que poseemos con nuevos objetos debido a que están pensados para durar poco y para que eventualmente sea más barato su reemplazo que su reparación.
El modelo del descarte como base del sistema económico productivo
En las últimas décadas del siglo XX el modelo de producción industrial comenzó a desarrollar una nueva idea, aquella que sostiene que la única manera de asegurar que la sociedad consuma de manera ininterrumpida es que los productos duren menos y por lo tanto deban ser reemplazados por otros. Mientras a lo largo de la primera mitad de dicho siglo los electrodomésticos se hacían para durar generaciones, las mentes que programan y determinan el funcionamiento del sistema productivo notaron que eso implicaba que una persona no volviera a consumir ese mismo objeto en gran parte de su vida.
Es por eso que nace la idea de obsolescencia programada, es decir, que un producto que uno consume esté pensado y programado para quedar obsoleto en determinado tiempo. Esto puede ser porque la calidad de los materiales es más barata entonces resiste menos los daños, porque la tecnología se actualiza de manera permanente entonces aquello que antes servía luego deja de ser útil, etc. Las razones pueden ser varias. La realidad es que los objetos, a partir de esta manera de producción, se dañan, quedan anticuados o viejos en poco tiempo.
La generación de residuos y la pregunta sobre qué hacer con ellos
Entre las peores consecuencias que genera el fenómeno de obsolescencia programada encontramos la inevitable acumulación de residuos tecnológicos. Esto es así debido a que los electrodomésticos, los vehículos, los celulares, las computadoras, los productos informáticos en general se dañan y en lugar de ser reparados se recurre a su reemplazo. Parte de este fenómeno es asegurar que reemplazar una computadora vieja por una nueva sea más barato y más fácil que reparar aquella que se rompió.
Inevitablemente se acumulan gran cantidad de aparatos y repuestos que no son reutilizados de ningún modo y cuyos materiales son altamente contaminantes o no se pueden reciclar fácilmente. La generación de residuos de este tipo es un gran problema ya que los grandes centros urbanos no tienen todavía preparados sistemas de acopio y transformación de este tipo de elementos, por lo cual muchas veces se terminan mezclando con la basura general y se arruinan de manera definitiva.
Imagen: Fotolia. holoholo