Desde un punto de vista comercial, un bien es un elemento que se comercializa y que tiene la característica de satisfacer una necesidad humana de alguna manera. Desde el punto de vista moral, el bien es aquello que debe hacerse y buscarse, aquello que redunda en el bienestar propio y ajeno. Ambas concepciones parecen remitir a consideraciones y conceptos diametralmente opuestos, pero en rigor guardan una estrecha relación. En efecto, tanto el bien concebido desde una arista comercial como desde una moral es aquello que es buscado por el hecho de satisfacer deseos de una manera significativa.
El comercio se establece por la existencia de distintas capacidades y distintas necesidades; cada agente tiende a generar aquello para lo que naturalmente se halla mejor provisto y a su vez consume lo que requiere para su mantenimiento. Lo producido son bienes que se caracterizan por el hecho de satisfacer las necesidades de alguien y es por esta circunstancia que son deseados y a la vez demandados. Estos bienes pueden ser a la vez sustituidos por otros que cumplan su función de mejor manera o con una variante que encaje mejor con las necesidades de un segmento del mercado. En cualquier caso, son la base de un sistema económico.
En cuanto al bien considerado desde un punto de vista moral, este refiere también a lo deseado por satisfacer a necesidades humanas. No obstante, en este contexto, se hace especialmente alusión a las necesidades que guardan relación con los anhelos más profundos del hombre, aquellos que nada de lo existente parece llenar. Es por ello que este tipo de consideración suele estar emparentada con reflexiones filosóficas y religiosas. En efecto, no es casual que la concepción de Dios sea la de un Ser que constituya la máxima expresión de bien, esto es, que llene todas las expectativas de la naturaleza humana en un grado sumo.
Es interesante constatar que en algunas tradiciones filosóficas el bien y la belleza se identifican como lo mismo; en efecto, en este sentido pueden observarse distintas variantes de la cultura griega. Sin lugar a dudas, este tipo de hecho se fundamenta en la identificación entre lo bueno con lo deseable, con aquello que nos mueve interiormente. Es por ello que es posible tener ideas concomitantes entre lo que el bien significa en discursos que parecen totalmente antagónicos, como por ejemplo el moral y el comercial, ideas que refieren a la satisfacción de los deseos humanos.