La aristocracia fue pensada como un tipo ideal de gobierno basado en el liderazgo político exclusivo de los sabios y virtuosos. De hecho, el concepto, proveniente del griego, significa “gobierno de los mejores”. Sin embargo, la subjetividad de la idea de los “mejores” excluye de la participación política a la mayoría de la población y el gobierno queda monopolizado por un grupo minoritario que ha adquirido el estatus de aristócrata por linaje y sin contar con aquellas características atribuidas por los filósofos a la aristocracia.
Los primeros aristócratas, los de la Antigüedad clásica, eran quienes efectivamente se encargaban del manejo de los asuntos políticos. Aunque en la Edad Media y en la Edad Moderna aún conservaron beneficios y tuvieron incidencia en las cuestiones políticas, con el advenimiento de los Estados de derecho a nivel internacional, las aristocracias continuaron siendo parte de la elite pero fueron relegadas a cumplir un rol de tipo cultural.
Origen y desarrollo de la aristocracia
El concepto de “aristocracia” fue acuñado por primera vez en la Antigua Grecia. Etimológicamente, el prefijo “aristos” significa excelencia, mientras que “kratos” quiere decir poder.
Los filósofos que profundizaron en el análisis de la aristocracia en aquel período fueron Platón y Aristóteles. Ambos crearon tipos ideales de gobierno por los cuales la aristocracia sería la mejor forma de ejercer el poder político ya que el mismo estaría liderado por “los mejores” que, según estos pensadores, eran los sabios y virtuosos. Aristóteles, a su vez, agregó a la teoría que, si bien la aristocracia era la mejor forma de gobierno, también se corría el riesgo de que degenerase en una oligarquía, es decir, que los pocos que estaban en el poder dejaran de buscar el bien común y pasaran a buscar su bien individual.
En el período de la Antigüedad clásica, los aristócratas tuvieron el rol principal en cuanto al manejo de la política y, si bien en ciertos momentos históricos la participación se amplió a otros sectores del pueblo (como sucedió en la República romana), lo cierto es que la aristocracia siempre fue la que marcó la agenda de las decisiones políticas. Posteriormente, durante el período feudal, la aristocracia siguió gozando de una gran cantidad de beneficios y, además de tener incidencia en los asuntos políticos, estaban exentos del pago de impuestos y eran favorecidos a la hora de resolver disputas judiciales pues no existía la igualdad ante la ley.
Sin embargo, con la era de revoluciones inaugurada a fines del siglo XVIII, la aristocracia comenzó a perder peso político debido a que se instalaron los Estados de derecho, los cuales establecieron que todos los ciudadanos eran iguales. Así, las aristocracias pasaron a ser huellas de la nobleza del período anterior con poca incidencia política pero con un importante peso cultural.
Características
Como características fundamentales de la aristocracia podemos señalar las siguientes:
• Se trata de un tipo ideal de gobierno, es decir que funciona en la teoría pero nunca ha existido un gobierno como el planteado por los filósofos en la práctica.
• Mediante este tipo de gobierno, los “mejores” poseen el liderazgo político.
• Los “mejores” son un grupo selecto y minoritario, por lo cual los asuntos políticos quedan en manos de muy pocas personas.
• La condición de aristócrata es hereditaria y, por esa razón, cuenta con mucha importancia el linaje. En otras palabras, la pertenencia a una cierta familia es lo que brinda el estatus de aristócrata.
• La idea de considerar a unos los “mejores” para la política implica que otros son los “peores”. Así, en la mirada de la aristocracia, generalmente se entiende que las masas no son aptas para la participación política por su desorden y falta de virtud.
Ejemplos
Uno de los grandes ejemplos históricos de la forma de gobierno aristocrática lo constituye la polis griega Esparta. Allí, el orden institucional del poder político estaba constituído por la diarquía (funciones religiosas), el eforado (funciones educativas), la gerusía (funciones legislativas y judiciales) y la apella (asamblea de espartanos). En todos los casos, las instituciones estaban conformadas por la aristocracia compuesta por los llamados “espartanos” o “iguales” quienes, además de su rol político, jugaban un importante papel bélico.
Un ejemplo actual de aristocracia es el de los brahmanes en India. Como en aquel país la sociedad se organiza en castas fijas e inamovibles, los miembros de la casta brahman son siempre el sector superior de la pirámide social. Encargados de las funciones religiosas, son concebidos por sí mismos y por el resto de las castas como los poseedores del poder sagrado que mantiene al universo.