El bienestar personal es uno de los principios fundamentales de la felicidad. Sin embargo, la mente es muy compleja y el ser humano se enfrenta amenazas de una forma frecuente, por ejemplo, una de las principales amenazas a nivel humano es el miedo. Existen muchos temores que roban la paz interior. Una amenaza es aquel obstáculo que se presenta como un enemigo del bienestar personal, algo de lo que la persona tiene que defenderse y protegerse para minimizar el impacto que produce el golpe de dicha amenaza.
Existen factores emocionales que aumentan la sensación de amenaza en la rutina cotidiana. Por ejemplo, los altos niveles de ansiedad y de estrés hacen que la persona se ponga a la defensiva en su rutina cotidiana, no se relaja y vive en tensión para estar alerta ante todos los posibles peligros que pueden boicotear su felicidad. En este sentido, conviene puntualizar que las principales amenazas son las que libra un ser humano en su interior porque los miedos no están en la realidad sino en la mente, es decir, en las interpretaciones que una persona hace de la realidad.
El ser humano pierde una cantidad de energía excesiva en miedos de futuro que nunca llegan a hacerse realidad porque existen personas que tienden a desconectar del presente al adelantarse al curso de los acontecimientos. Por si todo esto fuera poco existen muchos miedos que son irracionales (es decir, no tienen una causa lógica) y también, hay miedos imaginarios que boicotean todo el desarrollo personal.
En el plano de las relaciones personales, el concepto de amenaza también remite a algún tipo de chantaje emocional que una persona ejerce sobre otra con el objetivo de utilizar la presión emocional para conseguir un objetivo personal de una forma poco ética. La amenaza es una forma de comunicación agresiva que rompe con el principio de la asertividad que funda la igualdad en las relaciones personales. Es decir, una amenaza es una falta de respeto hacia otra persona. Una amenaza es un acto que contiene altas dosis de agresividad por tanto produce una enorme tensión en quien se siente víctima de una amenaza injusta.
Toda amenaza ya sea física o psicológica produce un enorme malestar en la víctima porque el miedo produce consecuencias físicas y psicológicas dado que cuerpo y mente interactúan de una forma constante.