En un sentido general, el absentismo es la ausencia de alguien en relación con su responsabilidad de asistir a una de sus obligaciones. Esta fenómeno, también llamado ausentismo, implica que el compromiso adquirido de permanecer en un sitio ha sido incumplido. Tradicionalmente, se habla de absentismo en dos contextos distintos: el escolar y el laboral.
En el ámbito escolar, el absentismo es un problema social de cierta magnitud. Si un alumno no asiste regularmente a sus clases o el número de ausencias en elevado, dicho alumno no cumple con sus obligaciones académicas. Al ser un menor de edad, los responsables de este hecho son sus progenitores. En consecuencia, para prevenir el absentismo escolar no justificado, los centros educativos adoptan medidas de control. Para ello, solicitan que los padres justifiquen tales ausencias con algún tipo de prueba que las acrediten (una firma en la agenda escolar, por ejemplo). Así, habría dos modalidades de absentismo escolar: aquel que tiene un motivo razonable (por ejemplo, un problema de salud) y los casos donde no hay una causa válida que explique la ausencia del alumno. Las autoridades académica son conscientes del problema social que puede haber detrás del absentismo escolar, por lo que ponen en marcha mecanismos de seguimiento que reduzcan tal situación.
En el mundo del trabajo también se da este fenómeno. E igualmente hay dos circunstancias posibles: con justificación o sin ella. En el primer caso, la legislación laboral establece las circunstancias admitidas para dar como válidas las ausencias (visita al médico, días de permiso o razones familiares). El absentismo es problemático cuando el trabajador engaña a la empresa, es decir, intenta hacer creer que no asiste al trabajo por una causa legal cuando en realidad está eludiendo su responsabilidad. Desde un punto de vista empresarial, una tasa elevada de absentismo supone una pérdida económica considerable y un desajuste a la hora de planificar la organización del trabajo.
En la actualidad también se aborda el absentismo como problema en referencia a los representantes del pueblo, los parlamentarios. Hay cierta polémica al respecto, pues este colectivo alega que su ausencia en un escaño se debe a que el parlamentario tiene otros compromisos que atender. Sin embargo, la imagen de un parlamento vacío parcialmente no es bien valorada por un amplio sector de la población.
En conclusión, el absentismo es casi siempre un problema en cualquiera de sus circunstancias y para atajarlo es preciso algún tipo de norma que reduzca su impacto.