La verborragia remite a la actitud de aquella persona excesiva en su comunicación porque no respeta los tiempos en las conversaciones y toma el turno de la palabra sin tener en cuenta que lo que tienen que decir los demás también es importante. Una persona que sufre verborragia habla mucho pero escucha poco, por el contrario, le gusta ser el centro de atención en las conversaciones con los amigos, le gusta aportar sus puntos de vista sobre un tema, contar sus anécdotas, recordar hechos importantes o simplemente, romper el silencio con palabras que en ocasiones, pueden llegar agotar al interlocutor que echa de menos el valor del silencio en la conversación. Una persona que tiene comportamientos marcados por el exceso de verborrea también tiene serias dificultades para permanecer en silencio.
Cualquier ser humano comunica mucha información de sí mismo no solo a través de la palabra sino también, mediante el lenguaje corporal. Cada ser humano es único e irrepetible, tiene unas peculiaridades concretas también en el plano de la comunicación. En este sentido, conviene puntualizar que las personas que tienen actitudes que muestran verborragia tienen una necesidad excesiva de hablar.
El modo de ser de una persona y su actitud en las relaciones personales también le ayuda a establecer lazos sólidos. Las personas que hablan demasiado suelen tener un choque de intereses cuando se encuentran con otra persona que también tiene el mismo afán de protagonismo, es decir, el mismo deseo de tomar la palabra y ser el centro de atención en la conversación.
Sin embargo, no por hablar más, consiguen captar mejor la atención del interlocutor. La mente del oyente tiende a desconectar cuando se siente desbordada por tanta información porque la capacidad de concentración es limitada. El exceso de palabras puede producir aburrimiento en el interlocutor e incluso agotamiento psicológico, por eso, con frecuencia, es aconsejable hacer uso de la economía del lenguaje.
Saber hablar es una cosa y saber comunicar de una forma efectiva es otra muy distinta. En este sentido, conviene puntualizar que cualquier persona puede aprender a mejorar sus habilidades comunicativas aprendiendo de las críticas constructivas, realizando un proceso de coaching, participando en un curso para hablar en público y también, siendo observador para aprender de los demás.
Existen personas que tienden a hablar en exceso no de una forma frecuente sino de forma puntual, por ejemplo, cuando se ponen nerviosas por un acontecimiento concreto o cuando tienen miedo.