Se denomina juicio moral a una valoración que una persona realiza frente a una acción, calificándola de buena o mala según su conciencia. Las personas están continuamente realizando juicios morales en la medida en que sus actos tienen impacto tanto en sus vidas como en la de terceros. EL modo en que este juicio se lleve a cabo dependerá en buena medida en la manera en que la conciencia esté formada. En efecto, independientemente de considerar la moral como absoluta o relativa, lo cierto es que las apreciaciones que cada individuo realiza en materia moral tienen algún grado de dependencia con respecto a su formación.
El hombre desde su aparición se ha preguntado acerca de las consecuencias de sus actos. Este tipo de circunstancia es en buena medida observable en numerosos discursos de épocas pretéritas que han llegado hasta nosotros. Muchos de esos discursos han dado comienzo a una tradición filosófica y ética que de alguna manera se continuó en el tiempo. Sin ir más lejos, muchas de las consideraciones que surgieron en la Grecia antigua fueron tomadas por teólogos cristianos como Santo Tomás. Estas consideraciones ponían un enorme foco en la capacidad de raciocinio que el hombre posee a la hora de realizar los juicios morales. Así, se dirá que un juicio moral es acertado si se somete a la razón, esto es, si evalúa una acción en función de la capacidad que ésta tiene de alcanzar el fin hacia el que el hombre tiende. Este fin es el bien absoluto o Dios.
Como puede verse, la noción de juicio moral tiene larga data en nuestra historia, refiriendo a la forma en que se evalúan los actos humanos. No obstante, cualquiera sea el caso en lo que respecta a la idea que se tenga de ético, lo cierto es que en la formación de esta idea tienen gran influencia los factores ambientales. Así, cada persona va recibiendo una serie de valoraciones e interpretaciones desde su infancia que luego utilizará para hacer un juicio de estas características. Ahora bien, a pesar de esta formación, la razón siempre tendrá un rol crítico, puesto que será una instancia de cuestionamiento tanto de la situación a juzgar moralmente como también de la moral aprendida.
Lo expuesto muestra el rol determinante que la capacidad racional tiene en la elaboración de un juicio moral. En efecto, esta circunstancia es la que explica que en su ausencia a una persona se la considere exenta de recibir un castigo por una conducta inapropiada, como puede suceder con pacientes de enfermedades psiquiátricas.