La literatura, el cine o el cómic cuentan historias. Y para hacerlo es posible utilizar varios formatos. En relación con lo que cuentan los libros la narración puede hacerse por capítulos, por tomos o por entregas. Otra posibilidad sería contar una historia en tres apartados, es decir, una trilogía.
Si una trama narrativa es de gran extensión y complejidad, el autor puede enfocarla hacia una trilogía. No se trata de una historia contada en tres partes, sino que tres historias diferentes e independientes entre sí conforman un cuerpo narrativo. De esta manera, cada libro de una trilogía tiene su propia entidad y puede leerse sin necesidad de conocer los otros dos. Sin embargo, la lectura de los tres aporta una visión de conjunto coherente. No hay que olvidar que normalmente las trilogías mantienen los mismos personajes y la trama transcurre en contextos similares.
Las razones por las que un escritor opta por una trilogía pueden ser muy diversas: de tipo comercial y como una estrategia de comunicación editorial, para abordar tres aspectos o dimensiones de una realidad o porque el éxito de una historia va seguida de una segunda y una tercera. En cualquier caso, no hay un motivo específico. Vale la pena recordar algunas novelas relevantes que han sido concebidas con esta fórmula: Cincuenta sombras de Grey, Millennium o la Orestía (formada por las obras Agamenón, Coéforos y Euménides). El ejemplo de la Orestía es especialmente ilustrativo, pues esta trilogía de Esquilo que data del siglo V a.C se presentó a un certamen literario en honor al dios Dionisos, siendo este tipo de cocurso los que dan nombre al concepto de trilogía, pues eran tres obras las que presentaban cada autor.
La trilogía como propuesta literaria es una muestra de la presencia de la Grecia clásica en la cultura occidental. La mayoría de las manifestaciones culturales, espectáculos o eventos deportivos nacieron en las ciudades de Grecia de la antigüedad; como los Juegos Olímpicos, el teatro o las academias. Las tres obras de teatro que formaban una trilogía nos recuerdan que somos herederos de los griegos y de su manera de entender la cultura.
La trilogía como fórmula literaria existe igualmente en el cine. Hay muchos ejemplos que podrían ser ilustrativos. Uno de ellos es la trilogía de los colores, es decir, tres películas (tituladas Azul, Blanco y Rojo) que simbolizan cada una de ellas una idea: libertad, igualdad y fraternidad. Cada película tiene una trama y unos personajes y al mismo tiempo hay un nexo de unión entre las tres. Algo similar ocurre con la célebre saga de El Padrino, el Señor de los Anillos o Matrix.