Las sociedades actuales de Occidente presentan grandes avances en el reconocimiento de diversas identidades de género que tienen que ver con la permanente búsqueda de los individuos de aquello que los define y hace únicos. El fenómeno conocido como travestismo es tal vez uno de los más desarrollados en comunidades cada vez más abiertas a las variantes que escapan a la dualidad hombre – mujer.
¿Qué entendemos por travestismo?
Para comprender mejor este fenómeno, es importante definirlo. Travestismo hace referencia a la persona que decide tanto esporádica como permanentemente cambiar su aspecto vistiendo ropas o arreglando su apariencia para asemejarse a otro género diferente al que genéticamente ha recibido.
Implica una decisión consciente de una persona que busca conectarse con su parte más íntima aún más allá de lo que los elementos biológicos de su cuerpo han establecido. Esto es así debido a que mientras la realidad genética de una persona viene dada, la cultural e identitaria se construye por decisión de la persona misma. A diferencia de otras nuevas formas de identidad de género, el travestismo no necesariamente implica operaciones que puedan alterar el cuerpo humano, por ejemplo los órganos reproductivos, sino que tiene que ver directamente con el cambio del aspecto externo.
Una elección permanente o momentánea
Una de las características del travestismo, a diferencia de otras formas de identidad sexual, es que el mismo puede ser para la persona que lo elige un proceso tanto permanente como temporario. Así, surge como posibilidad que algunos individuos disfruten vestirse o arreglar su apariencia sólo en determinados momentos, usualmente en su privacidad, o que incluso mantengan esta elección en una especie de vida oculta que es simultánea a la vida «oficial» en la que pueden tener relaciones con personas del sexo opuesto.
El travestismo debe ser entendido como una búsqueda que realiza la persona hacia encontrar su felicidad o satisfacción definitiva y aunque todavía sobre este fenómeno caen muchos prejuicios y valores, es absolutamente inofensivo y debe ser respetado como elección de una persona adulta.
La discriminación como forma de no reconocer el avance de las sociedades
En el caso del travestismo se hace muy evidente, tal vez más que en otros casos de identidad de género, la discriminación que sufren quienes lo eligen cuando deciden salir al mundo exterior y demostrar esta elección en la vía pública. Esto es así porque muchas veces, incluso desde los medios, se ridiculiza o banaliza el hecho de que un travesti pueda ser una persona digna y por lo tanto se trata el tema de modo superficial, con dejos de machismo y de altos niveles de discriminación.
El lugar usualmente payasesco que se les da a los travestis en los medios y en muchos otros espacios contribuye a generar una idea sobre estos individuos de chiste, de gracia y de poca seriedad o respeto. Todavía se dan en muchos países agresiones y formas de violencia física sobre travestis que pueden llegar incluso al asesinato.