Las tortugas marinas son un grupo de reptiles pertenecientes a la superfamilia Chelonioidea del orden Testudines que, como su nombre lo indica, habitan en aguas marinas y oceánicas, y que se caracterizan, entre otros aspectos, por presentar un cuerpo hidrodinámico y fusiforme, que les permite desplazarse en el agua, con ayuda de sus patas en forma de remos o aletas para maximizar la capacidad de impulso.
Características y especies en peligro de extinción
Las tortugas marinas tienen un cuerpo más comprimido dorso ventralmente y de extremos anterior y posterior más acusados que sus pares terrestres, lo cual les permite oponer menos resistencia al agua durante el desplazamiento.
Existen siete especies de tortugas marinas en la actualidad, agrupadas en dos familias: Dermochelyidae, con una especie (la tortuga laúd o Dermochelys coriacea) y Cheloniidae, que agrupa a las seis especies restantes: la tortuga boba (Caretta caretta), la verde (Chelonia mydas), de carey (Eretmochelys imbricata), lora (Lepidochelys kempii), la golfina (Lepidochelys olivacea), y la tortuga plana (Natator depressa).
Excepto la tortuga plana y la tortuga golfina, que tienen una distribución más restringida, las tortugas marinas son cosmopolitas, pudiendo encontrarse en todos los océanos, con excepción de las áreas polares, realizan largas migraciones entre sus zonas de crecimiento, alimentación y reproducción. La tortuga plana por su parte solo se distribuye en la costa norte de Australia, mientras que la golfina recibe ese nombre porque se encuentra únicamente en el golfo de México.
La sobrepesca, el saqueo de sus nidadas, la contaminación, la destrucción de su hábitat, son algunos de los problemas que han afectado negativamente a las tortugas marinas durante las últimas décadas, al nivel de poner en riesgo sus posibilidades de supervivencia como especies.
Tres de las siete especies de tortugas marinas están consideradas como en peligro, o en peligro crítico por parte de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés), mientras que otras tres están consideradas como vulnerables. La única especie que no está incluida en ninguno de estos tres estatus de la Lista Roja de especies amenazadas de la IUCN es la tortuga plana, de la cual se considera que el conocimiento que se tiene de ella es insuficiente para definir su estado poblacional actual.
Al igual que las tortugas terrestres, las tortugas marinas carecen de dientes, y en su lugar presentan una vaina córnea cubriendo los maxilares, que se asemeja al pico de las aves, también, carecen de oído externo y poseen respiración pulmonar.
Debido a esta última característica, las tortugas marinas deben emerger periódicamente a la superficie para respirar o en caso contrario morirán ahogadas, sin embargo, pueden permanecer largos periodos de tiempo sin respirar, se ha estimado que la tortuga verde y la boba pueden permanecer hasta 10 horas y la tortuga lora puede resistir incluso hasta 24 horas sin respirar bajo condiciones de laboratorio.
Caparazón
La tortuga laúd posee un caparazón coriáceo formado por huesos pequeños, con forma de polígono, que no se encuentran fusionados entre sí, y por tejido conectivo blando; además presenta un total de siete crestas longitudinales que lo recorren en toda su longitud. El resto de las tortugas marinas presentan un caparazón formado por placas de huesos de origen dérmico fuertemente fusionadas entre sí. Estas placas están protegidas por escamas dérmicas córneas cuya configuración es diferente a la de las placas dérmicas.
Balance de sales
Las tortugas marinas viven en un ambiente hiperosmótico con relación a sus fluidos internos. La concentración de sales en el agua marina es muy superior a su concentración interna. Cuando las tortugas marinas ingieren alimento o agua, ingieren grandes cantidades de sales que deben ser eliminadas para poder mantenerse saludables.
El control osmótico de las tortugas se logra principalmente gracias a la presencia de una glándula de la sal que permite secretar un fluido hiperosmótico con relación a la presión osmótica interna.
La glándula de la sal es una estructura larga y globular ubicada en la base de la órbita ocular, la cual es capaz de producir y secretar lágrimas con una concentración de sales inclusive dos veces superior a la del agua marina circundante.
Los principales iones que secretan estos reptiles a través de dicha glándula son los iones de sodio y calcio, sin embrago también pueden secretar cantidades importantes de otros iones, entre ellos, potasio, calcio y magnesio.
Reproducción y ciclo de vida
Las tortugas marinas se reproducen sexualmente, siendo organismos dioicos, es decir que los sexos están separados. Algunos autores señalan que no existe dimorfismo sexual, sin embargo otros señalan que los machos poseen una uña muy conspicua en sus aletas anteriores, que les permite aferrarse a la hembra durante la cópula. También se ha señalado diferencias en la longitud de la cola de machos y hembras, siendo la del macho más larga.
Existe un cortejo previo a la cópula y tantos machos como hembras pueden copular con distintas parejas en un mismo ciclo reproductivo. Luego de la cópula, la hembra deposita los huevos fecundados en un nido que construye en la orilla de una playa arenosa. La hembra solo sale a tierra para realizar la oviposición, el macho luego de su nacimiento, nunca regresa a tierra.
Una hembra puede realizar entre una y ocho puestas en una misma temporada de cría, pero no se reproducirá durante dos temporadas de cría sucesivos, generalmente deberá esperar un par de años antes de volver a reproducirse.
El tamaño de la nidada varía según la especie, también se observan diferencias en cuanto a la distancia del nido al mar, tiempo de incubación de los huevos y tamaño de los huevos. Algunas especies depositan huevos no fecundados, generalmente más pequeños, junto con los fecundados, en un número variable. Algunos autores sugieren que es una estrategia para que, si el nido es hallado por un posible depredador, se alimente de los huevos no fecundados y no de los huevos fértiles.
Luego de la incubación, los tortuguillos eclosionan de los huevos más o menos simultáneamente y emergen del nido, generalmente en horas nocturnas o de la madrugada, y se dirigen al mar orientándose con el reflejo de los astros en el agua.
Al llegar al mar, los tortuguillos nadarán hasta las zonas de cría donde permanecerán por un período que varía según la especie, estas zonas de cría son lugares donde abunda el sargazo, un alga pelágica, donde los tortuguillos pueden descansar sobre las algas flotantes, o también en las proximidades de las zonas de surgencia, áreas altamente productivas, donde abunda el alimento.
Filopatría y determinación del sexo
Las tortugas marinas exhiben una alta fidelidad hacia las playas donde nacieron, y se reproducirán en esas mismas playas o en playas cercanas a estas. Esta fidelidad al lugar de reproducción se conoce con el nombre de filopatría.
La determinación del sexo no está controlada por cromosomas sexuales, sino por cromosomas autosómicos y depende de la temperatura de incubación de los huevos durante determinada etapa de su desarrollo.
Temperaturas cálidas redundarán en un mayor número de hembras en la nidada, mientras que temperaturas bajas significarán un predominio de machos. La temperatura a la cual las probabilidades de que el organismo se desarrolle como macho o como hembra son la misma, se conoce con el nombre de temperatura pivotante.
Referencias bibliográficas
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