Se llama testarudo o testaruda a la persona que defiende una posición de manera firme. En el lenguaje corriente se utilizan términos que actúan como sinónimos: cabezota, tozudo, terco u obstinado.
En principio, la testarudez expresa una tendencia negativa, ya que se trata de un comportamiento inflexible o poco transigente. Esta valoración poco favorable puede convertirse en positiva en algunas circunstancias. Si un individuo es constante, luchador y tenaz a la hora de cumplir con sus obligaciones o compromisos su testarudez tiene una connotación positiva y elogiosa
Así, el testarudo puede ser alguien que no da su brazo a torcer y por lo tanto alguien que no atiende a razones. Por el contrario, hay un componente de firmeza y determinación en su actitud. La perseverancia y la inflexibilidad son, en consecuencia, las dos versiones de la testarudez.
Desde un punto de vista etimológico, la palabra testarudo proviene del latín, concretamente de testa (que quiere decir cabeza) y de rudis (que le cuesta aprender), por lo que en su sentido estricto significa que es alguien que tiene dificultad a la hora de aprender, lo que coloquialmente se denomina como un cabeza dura.
Quien es testarudo manifiesta una postura emotiva y normalmente no tiene un fundamento racional. Es muy probable que este comportamiento obedezca a un sentimiento de orgullo o de amor propio.
La testarudez se puede entender como una respuesta de autoafirmación. Necesitamos sentirnos seguros sobre nuestras convicciones y defenderlas con intensidad nos proporciona una cierta seguridad personal.
El testarudo mantiene su postura enérgicamente y sin otorgar concesiones, por lo que evita dudar de sí mismo o, incluso algo más difícil, reconocer que podría estar equivocado. Su comportamiento genera en los demás una reacción muy poco favorable, hasta el punto de llegar a manifestar que no es posible dialogar con un testarudo.
En la tradición oral popular, hay expresiones y refranes que aluden a este rasgo («montarse en el macho» se emplea con frecuencia en México para indicar que alguien es un terco o un cabezota).
Desde el punto de vista de la psicología se considera que el testarudo es alguien que se resiste al cambio y que rechaza las novedades, por lo que su terquedad puede obedecer a un mecanismo de defensa inconsciente («yo me mantengo firme y así no tengo que enfrentarme a ningún tipo de cambio»).