La invención es el proceso mediante el cual una surge una nueva herramienta o avance en las herramientas ya existentes, y por lo cual se erige como una idea transformadora, que busca en general la optimización en las actividades que realizamos de manera cotidiana. A lo largo de la historia, la invención ha estado relacionada con diferentes necesidades que el hombre buscaba satisfacer, y que su capacidad de razonamiento le permitió encontrar las soluciones necesarias.
En la prehistoria, el hombre inventó herramientas rústicas, realizadas con elementos y materiales que encontraba en su ámbito natural y podía transformar o mejorar, como las rocas pulidas y afiladas que se convertían en sus armas de caza. Hay una diferencia esencial entre invención y descubrimiento, y muchas veces se hace necesario establecerla: la invención es algo que, hasta el momento, no existía y que surge del ingenio humano. En cambio, un descubrimiento, es el hallazgo de algo que existía pero que permanecía oculto a los ojos del hombre, y éste voluntaria u ocasionalmente, halla, descubre. Esto último ocurrió con el fuego: el hombre claramente no inventó el fuego, si no que descubrió el método de cómo generarlo. Sí podemos hablar de invención, cuando el hombre diseñó los actuales hornos o microondas, pues éstos necesitan de una base técnica y electrónica que necesariamente requiere de la invención.
¿Cuántos objetos podemos ver a nuestro alrededor que han sido inventados? Muchísimos, innumerables. La lámpara eléctrica, inventada por Thomas Edison, o pensemos en nuestras impresoras multifunciones que jamás hubieran visto la luz si Johannes Gutenberg no hubiese inventado la imprenta de tipos móviles que permitió masificar los libros y sin dudas benefició esencialmente la existencia de la prensa escrita.
Claro que, comparado con los avances e inventos tecnológicos de la actualidad, aquellas herramientas de los hombres prehistóricos parecen una insignificancia, pero la verdad es que, cuanto más avanza el hombre, crea nuevas necesidades y tiende a optimizar constantemente su forma de vida. Marshall Mc Luhan, pensador canadiense, dijo cierta vez que ya no podía inventarse nada nuevo desde cero, si no que todo es una mejora de lo anterior, los teléfonos móviles son un avance del teléfono de Graham Bell y las ya viejas máquinas de escribir, más aún las modernas computadoras, son avances, aunque significativos, de aquella imprenta de Gutenberg.
Sin dudas, la especialización y la educación superior en ingenierías (electrónica, eléctrica, mecánica) y el acceso de una mayor cantidad de personas a estudios de este tipo, ha contribuido a la expansión y a la intensificación de los procesos de invención, muchas veces becados o subvencionados por el Estado, a través de secretarías o ministerios de ciencia y tecnología, situación que es claramente mucho más visible en países desarrollados y que apuestan (aportando grandes cantidades de dinero en presupuesto destinado a financiar este tipo de investigadores) al desarrollo industrial y de valor agregado, como los Estados Unidos, Alemania o Japón.