A pocos kilómetros de México D.F. se encuentran los restos arqueológicos de Teotihuacán. Se trata de una ciudad monumental construida por la cultura teotihuacana hace aproximadamente 2000 años.
Esta gran urbe de la antigüedad estuvo habitada por más de 100.000 personas en su etapa de mayor esplendor. Desde 1987 forma parte del patrimonio cultural de la humanidad.
Un lugar lleno de enigmas
Los arqueólogos consideran que la gran pirámide del Sol que se levanta en esta ciudad estaba consagrada a la deidad de la lluvia, pero los aztecas entendieron que estaba dedicada al Sol.
En las excavaciones realizadas se han encontrado piezas de la cultura teotihuacana, sobre la cual hay más preguntas que respuestas.
Por ejemplo, se desconoce cómo transportaron sus pobladores unos materiales tan pesados hasta la cúspide de la pirámide. También se ignora qué lengua hablaban sus habitantes.
Con respecto a la sociedad teotihuacana se ignora cómo se organizaban y por qué desapareció su cultura. Este pueblo no desarrolló un sistema de escritura y esta circunstancia ha impedido la reconstrucción histórica del pasado.
Algunos investigadores consideran que sus primeros pobladores se asentaron en este lugar huyendo de la acción de los volcanes de otros territorios o simplemente en busca de tierras más fértiles.
En cuanto a la ubicación de la ciudad, se cree que tiene relación con la distribución de los astros y con los calendarios solares. La urbe es un conjunto de edificaciones bien distribuidas, pues tiene una parte administrativa, otra residencial y unas edificaciones dedicadas a las divinidades. Al margen de las pirámides y monumentos, hay barrios donde se conservan murales pintados de rojo y verde y suelos con dibujos de diferentes divinidades. Se calcula que solamente se ha explorado un 15% de su totalidad.
Las dimensiones de la ciudad y sus características hacen que pueda compararse a otras urbes de la antigüedad, como Alejandría, Roma o Pompeya
Los secretos ocultos en Teotihuacán continúan fascinando a los investigadores. En el interior de la pirámide del Sol existen túneles y pozos donde hay materiales que pueden aportar nuevas informaciones.
Las primeras exploraciones de Teotihuacán se realizaron a finales del siglo XIX. El impulsor de las mismas fue uno de los pioneros de la arqueología mexicana, Leopoldo Batres.
En el libro de María del PIlar Iracheta, se reconstruye con nuevos datos las circunstancias en las que se encontraron los restos arqueológicos de esta urbe monumental.
Imagen: Fotolia. Gian