- 1520
- 1534
- 03/05/1541
- 1542
- 1547 – 1559
- 1560
- 1565
- 18/03/1567
- Post Mortem – 15/02/1606
- 17/04/1938
Nació en el municipio español de Santa Coloma de Farnés, perteneciente a la provincia de Gerona, en el seno de una familia que antes de su nacimiento había detentado una clase acomodada, propietaria de una casa de campo que les proveyó de rentabilidad económica.
Un revés en los negocios produjo la bancarrota familiar y pasaron de una posición acaudalada a tener que recurrir a la caridad del Hospital de la localidad española de Santa Coloma de Farnés.
Se dedicaron a atender a los enfermos, es decir, se pusieron al servicio de las necesidades del hospital y mientras trabajaban allí nació él y su hermana Blasa.
Lo llamaron Salvador Pladevall i Bien.
Quedó huérfano, se trasladó, junto a su hermana, a la ciudad de Barcelona, y empezó a trabajar en el oficio de zapatero para poder mantenerse.
Ingresó a la Abadía Benedictina de Nuestra Señora de Montserrat, en Barcelona, una vez que casó a su hermana.
Fue aceptado en el Convento Franciscano de Santa María de Jesús, en Barcelona.
Se ordenó como sacerdote.
Fue destinado al Convento de Tortosa en Tarragona, una ciudad perteneciente a la región de Cataluña.
Demostró su don de curar enfermos, cuando curó a un niño que estaba al borde de la muerte y cuyos médicos le predijeron un cierto y seguro final de vida.
La noticia de este milagro convocó a una multitud de personas en el convento que buscaban acogerse a sus milagrosos poderes de sanación.
Fue derivado a otro establecimiento, esta vez en Lérida, una antigua ciudad cita en Cataluña; volvieron a aflorar sus poderes extraordinarios de curación y proféticos.
Nuevamente, la novedad se echó a correr por la ciudad y los habitantes se agolparon en las puertas del monasterio para pedirle milagros y profecías sobre sus vidas.
Sus compañeros y las autoridades no vieron con buenos ojos este estado de cosas, lo mismo que le había ocurrido en el convento de Tarragona, y que motivó su derivación a otro recinto religioso.
Otra vez cambiaron su destino y recaló en un convento de Horta de Sant Joan, en Tarragona, situado en una zona aislada y con pocos habitantes. Ejerció el oficio de cocinero, y por supuesto “las maravillas” no tardaron en volver a ser parte de su tarea diaria.
Continuó su carrera religiosa en el Convento de Reus. Fue imposible ocultarlo, ni siquiera surtió efecto la estrategia de cambiar su nombre.
Se le llegó a atribuir la resurrección de un colega de su comunidad, hecho que hasta llegó a oídos del propio Rey Felipe II de España, quien lo convocó para encomendarse a sus rezos.
Lo destinaron al Convento de Barcelona.
Estuvo a punto de ser juzgado y condenado por la Inquisición, que por supuesto no compartió todo lo que ocurría alrededor de él con respecto al tema de sus milagros.
Sin embargo, su vida proba, lo salvó de la hoguera o de cualquier otro castigo mortal.
Fue enviado a la provincia franciscana de Cerdeña, en Italia. La asamblea franciscana, celebrada en el capítulo provincial de Valencia, en 1560, decidió restaurar la provincia franciscana de Cerdeña.
Desempeñó la tarea de cocinero y desplegó sus asombrosos dotes, pero lo hizo con menos popularidad que en España.
Murió en el Convento de Santa María de Jesús, en Cagliari, tras su sufrir una dolorosa afección que minó su salud. Tenía 47 años.
Sus restos fueron inhumados en la Iglesia de Santa Rosalía.
Fue beatificado por el Papa Pablo V
Fue canonizado por el papa Pío XI.