- 1 a.C.
- Predicó la palabra de Dios
- Milagros
- Transfiguración
- 30 d.C.
- Resurrección
Nació en la ciudad de Belén, seis días antes que comience el año 1 de nuestra era. También se lo denomina Jesucristo, y Jesús de Nazaret, por haber crecido en dicha ciudad.
Los evangelios de San Mateo y San Lucas nos proporcionaron los detalles de su vida y obra.
Su llegada al mundo sucedió en Belén, en un establo algo precario, que su padre, José, encontró como refugio para que su esposa, la Virgen María, diese a luz al hijo de Dios.
Ya había recaído sobre todos los niños varones menores de dos años la amenaza de Herodes: asesinarlos para de esta manera hacer desaparecer al hijo de Dios, que él supuso, significaba una afrente directa a su poder.
El nacimiento en Belén no fue casual, porque fue la cuna del Rey David, y, por tanto, resulta coherente que haya nacido en la misma ciudad de su descendiente y en quien se encarnó dicha promesa que le hizo oportunamente al Rey Samuel, que cuando su vida llegue a su fin, Dios, colocaría en el trono a uno de sus descendientes y así afirmaría su reino. Sería justamente él quien construyese su casa en su honor y Dios afirmaría así el trono real para siempre. El asumiría como su padre.
Su llegada fue anticipada por Juan el Bautista, su primo, de acuerdo con lo que indica San Lucas en su evangelio. Fue quien bautizó a Jesús en el Río Jordán y estableció este rito fundamental en la religión católica.
Desplegó su rol evangélico, de la mano de su crecimiento, y empezó a ser seguido por un nutrido grupo de seguidores a quienes llamó apóstoles, que en griego refiere a enviados, y que lo acompañaron hasta el final de sus días: Simón Pedro, Santiago, Andrés, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, Tadeo, Simón y Judas, quien se hizo famoso porque fue el que lo traicionó con las autoridades y terminó por desencadenar su aprehensión.
La prédica la acompañó de milagros que de a poco fueron convenciendo a sus discípulos y al pueblo.
Predicó en sinagogas, en espacios públicos, y utilizó las parábolas para transmitir la fe, y explicar la vida al lado de Dios.
Si bien logró una enorme cantidad de seguidores que adhirieron a su palabra, también se granjeó enemigos que le desconfiaron, especialmente con los grupos más relevantes del judaísmo: los fariseos, a quienes abiertamente se enfrentó y acuso de hipócritas y de no respetar los preceptos de la Torá: la justicia, la lealtad y la compasión.
Convirtió el agua en vino. Uno de sus milagros más recordados y por el cual los descreídos terminaron de confirmar que realmente se trataba del hijo de Dios en la tierra, fue la conversión de agua en vino, en la celebración de una boda en Galilea.
En el Evangelio según San Juan se manifiesta que ese fue el primer signo que dio Jesús en Galilea, a través del cual demostró su gloria, y los discípulos terminaron creyéndole y convenciéndose de quien era realmente: el hijo de Dios.
Pero este no fue el único milagro, también curó a infinidad de enfermos terminales.
Subió a un monte y oró junto a sus apóstoles, y mientras tanto, su rostro se transfiguró, y su ropa de tornó de color blanco, apareciendo con él Moisés y Elías.
Celebración pascual. Arresto y juicio
Celebró la última cena con los apóstoles y en medio de la cena anunció a sus apóstoles que sería traicionado por uno de ellos. En dicha cena llevó a cabo el rito eucarístico de transformar el pan en su cuerpo y el vino en su sangre.
A cambio de 30 piezas de plata, Judas lo traicionó y fue arrestado.
Posteriormente, fue juzgado por el tribunal conocido como Sanedrín que lo consideró un falso mesías.
Terminó frente a frente con Poncio Pilato quien animó a la muchedumbre a definir si lo salvaban a él o al delincuente Barrabás. Finalmente, y ante la presión de los sacerdotes, la gente optó por la muerte de Jesús.
Murió crucificado. Poncio Pilato, una de las máximas autoridades de aquellos años, ordenó su asesinato, que fue muy cruel… Fue colgado en la cruz, sus manos y pies fueron clavadas en ella, tras una larga procesión que implicó llevar dicha cruz en sus hombros hasta el lugar de su sacrificio.
Lo sometió a una cruel pasión…
A los tres días resucitó de entre los muertos; apareció ante los apóstoles, les propuso diversas misiones que estos aceptaron, y ascendió al cielo.