La Revolución Industrial es reconocida como uno de los grandes hitos de la historia debido a que tuvo un importante rol en lo que respecta al fin del feudalismo y el paso al predominio del modo de producción capitalista.
En sentido estricto, la misma implicó una serie de transformaciones tecnológicas, económicas y sociales que se dieron entre 1780 y 1840, inicialmente en Inglaterra. Estas permitieron un aumento exponencial de la productividad, desembocando así en la modificación de las relaciones sociales y los hábitos cotidianos a escala global.
Historia
La Revolución Industrial se originó en Inglaterra a finales del siglo XVIII. El lugar y el momento en que tuvo lugar no fue una casualidad, sino que ello se relacionó con ciertas condiciones de origen específicas.
En primer lugar, la expansión colonial de Europa sumada a la destreza comercial de Gran Bretaña, permitieron la acumulación de capital, es decir, la posesión de un excedente que podría ser utilizado para la reinversión. En la misma línea, la comercialización a nivel global inauguró nuevos mercados en los que era posible insertar la producción. En segundo lugar, las materias primas que abundaban en Inglaterra, fundamentalmente el hierro y el carbón, fueron importantes insumos para crear maquinarias y nuevos transportes.
En cuanto a los aspectos políticos, la Revolución Gloriosa acontecida en 1688, tuvo como consecuencia la anulación del poder absoluto del monarca y la Declaración de Derechos (1689) que sentó las bases para que la burguesía pudiera comerciar libremente y participar políticamente en el Parlamento. En este sentido, las ideas liberales, favorecidas por el humanismo, fueron importantes para crear una mentalidad que permitiera la revolución productiva.
Teniendo en cuenta las cuestiones mencionadas, la burguesía inglesa decidió invertir en maquinarias que permitieran aumentar la producción a un menor costo. En consecuencia, se creó la máquina de vapor que funcionó como una fuente de energía constante. De esta forma, se inauguraron los centros fabriles que emplearon a un nuevo tipo de mano de obra: el proletariado industrial. Dicha mano de obra normalmente estaba constituida por trabajadores que habían migrado del campo a la ciudad ya que la mecanización de las tareas rurales junto con los cercamientos de las tierras comunales, les habían quitado las posibilidades de sobrevivir en sus lugares de residencia.
En un principio, las industrias que crecieron más considerablemente fueron la textil, la minera y la siderúrgica. Naturalmente, ello fue en detrimento de la producción artesanal que había sido predominante hasta el momento. La creación de nuevos transportes, como el ferrocarril o el barco de vapor, también fueron fundamentales para extender la comercialización de lo producido.
El desarrollo productivo señalado tuvo tal grado de impacto en la economía, la sociedad, la política y la cultura, que por esa razón se le dio el nombre de “Revolución Industrial”. Su existencia y expansión por el mundo fue fundamental para la instauración y el desarrollo del modo de producción capitalista que aún predomina hasta la actualidad.
Características
La Revolución Industrial fue un proceso de grandes cambios que se caracterizó por ciertas particularidades. En primer lugar, la mecanización de la producción favoreció la producción a gran escala, lo cual permitió elaborar bienes a un menor costo y en menos tiempo, es decir que aumentó la productividad dando lugar a una expansión económica que nunca había existido en la historia. El avance en transportes también tuvo un rol fundamental en la efectiva comercialización.
En segundo lugar, se caracterizó por modificar las relaciones sociales ya que la burguesía se elevó como la clase dominante, tanto en lo que respecta a la economía como en los aspectos políticos. Asimismo, surgió una nueva clase social llamada proletariado industrial, la cual se caracterizó por ser poseedora únicamente de su fuerza de trabajo. En este sentido, debido a que la misma se veía expuesta a largas jornadas de trabajo sin condiciones laborales, otra característica de la revolución industrial fue que dichas condiciones infrahumanas favorecieron la elaboración de ideas comunistas que proponían socializar las fuerzas productivas.
Si bien los obreros no contaban con derechos laborales, los avances en ciencia y tecnología mejoraron otros aspectos de la vida, por lo que se vivió un gran crecimiento demográfico producto del aumento de la natalidad y del índice de esperanza de vida.
Entre los principales inventos que destacaron de la Revolución Industrial podemos señalar la máquina de vapor, el barco de vapor y el ferrocarril. Estos inventos estimularon la producción fabril en detrimento de los talleres artesanales.
Finalmente, la Revolución Industrial dio lugar al surgimiento de una gran red de comercio a nivel mundial que estaría marcada por la división internacional del trabajo. De esta forma, los países pasaron a especializarse en la elaboración de materias primas o en la producción de bienes manufacturados, lo cual contribuyó en el aumento de las desigualdades entre unos y otros.