El republicanismo es una ideología política que entiende a la república como la mejor forma de organizar un gobierno. Teniendo en cuenta que el concepto de “república” significa “asunto público” en latín, el republicanismo defiende la idea de la política como una cuestión que compete a todo el pueblo y no solamente a una elite. Entre sus principios básicos, sostiene la idea de un gobierno basado en la división de poderes, la igualdad ante la ley, la soberanía popular y la publicidad de los actos de gobierno, entre otras.
Si bien el concepto de república se puede confundir con el de democracia, no necesariamente coinciden. El primero tiene que ver con la forma de organizar políticamente al territorio y se fundamenta en el principio de las leyes, mientras que la democracia es el sistema que defiende que los ciudadanos elijan a sus gobernantes.
Ejemplos
• Republicanismo canadiense: aunque los ciudadanos de Canadá tienen la posibilidad de elegir a los miembros del Parlamento, su sistema de gobierno responde a la monarquía británica. Así, incluso desde antes de que se conformara la Confederación Canadiense, existe allí un movimiento republicano que propone la abolición del sistema monárquico. No obstante, el republicanismo canadiense no ha tenido demasiado peso en la historia del país, exceptuando las rebeliones de 1837.
• Republicanismo español: este movimiento se ha desarrollado entre los siglos XIX y XXI. Debido a que aglutina diversas ideas, si bien hay acuerdo acerca de la necesidad de adoptar el sistema republicano de gobierno, no se logra consensuar de qué modo debería organizarse ese Estado, es decir, si debería ser unitario o federal. En la actualidad, España mantiene la monarquía constitucional como forma de gobierno.
• Republicanismo musulmán: en el oriente medio, las repúblicas se diferencian de las occidentales ya que, si bien están basadas en la división de poderes y se fundamentan en el principio de las leyes, la ley islámica tiene el mismo rango que la ley civil.
Historización del concepto
El concepto de republicanismo surgió en la antigüedad clásica y fue representado fundamentalmente por la República romana que tuvo lugar entre los siglos V y I a.C. Durante este período histórico se rompió con el sistema monárquico, se instalaron diversas instituciones que ampliaron la participación política de la elite y paulatinamente se fueron sancionando leyes que también permitieron a los plebeyos participar en los asuntos públicos.
Sin embargo, el concepto de republicanismo tal como lo conocemos en la actualidad, es decir, como ideología que respalda la soberanía popular y la división de poderes, entró en escena con las ideas de la Ilustración que surgieron a mediados del siglo XVIII. Estas ideas se expandieron rápidamente y fue Estados Unidos la nación que adoptó por primera vez el sistema republicano de gobierno luego de la revolución de 1776. A partir de ese momento, el republicanismo comenzó a ser aplicado en la mayoría de los países occidentales.
Es de destacar que, si bien el republicanismo clásico y el moderno difieren en la forma en que entienden al poder político y cómo organizarlo, ambos comparten la idea de virtud cívica y confían a los ciudadanos las práctica públicas.
Características
En primer lugar, el republicanismo sostiene la idea de la división de poderes ya que entiende que la distribución de las funciones del Estado en órganos específicos ayuda a evitar los abusos de poder. Así, estos órganos deben regularse mutuamente y cooperar entre sí. A su vez, establece la periodicidad de los cargos, por lo cual no existen cargos vitalicios sino que los funcionarios ejercen su función por un tiempo limitado y establecido por la ley. La excepción a ello está representada por el poder judicial puesto que los jueces pueden ejercer su cargo de por vida, a menos que sean señalados por mala conducta.
Asimismo, esta ideología promulga la soberanía popular por la cual se entiende que la voluntad política pertenece al pueblo el cual, a su vez, es el encargado de elegir a sus representantes. En la misma línea, el republicanismo favorece la participación ciudadana en todo el espectro de los asuntos públicos y no solo en lo que refiere al sufragio.
Finalmente, el republicanismo se caracteriza por propugnar la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin importar las diferencias por títulos de nobleza, género, etnia o clase social. Así, este sistema se suele regir por una carta magna o constitución en la cual se fijan todas las leyes que prevalecen por encima de cualquier autoridad política.