Una república es una de las múltiples formas en las que se puede organizar un Estado. El término latino res publica surge en la antigua Roma y describe una oposición al sistema aristocrático, e implicaba a todo aquello considerado como cosa pública, es decir, que atañe o concierne a la comunidad y, por ende, busca el bien común. Sin embargo, pese a este origen vinculado a lo comunitario o social, como veremos más adelante, la idea de república se define por un Estado fundamentado no tanto en el bienestar general o en la elección ciudadana, sino en el llamado imperio de la ley.
Concepciones clásicas
Existen varios referentes de la teoría política clásica con respecto al término; uno de ellos es Platón. El título de una de sus principales obras fue traducido como República, empero, en el idioma original de este texto, es Politeia (en griego Πολιτεία), concepto que hace referencia al conjunto de ciudades-estado de Grecia. En el mismo, se hace una compilación de varias de las ideas de Sócrates con respecto a su concepción de justicia. Estas mismas ideas fueron retomadas posteriormente por Aristóteles en el segundo libro de su texto Política.
Fue el jurista romano Marco Tulio Cicerón quien estableció de manera más puntual el precepto y propuso una conceptualización sobre el significado de la res publica. En su libro Sobre la República o De la República, el autor manifiesta que dicho concepto implica la existencia de un Estado basado en el interés común y en el consenso generalizado sobre las leyes que han de ser comunes a los miembros del mismo. Cicerón establece que solo un Estado con estas características puede garantizar el establecimiento de una sociedad justa.
Jean Bodin es otro autor al que comúnmente se hace referencia cuando se habla del tema. Su obra más conocida, Seis libros sobre la República, versa más sobre el concepto de soberanía, aunque es importante mencionar que, en este texto, el autor hace uso del vocablo república para referirse al Estado en el que existe un gobierno de la ley, es decir, la prevalencia de una soberanía que recae en la legalidad.
Comparando otras concepciones clásicas del término, Nicola Matteucci, en Diccionario de Política, distingue cuatro elementos que caracterizan a una república y la diferencian de una monarquía o un gobierno despótico: una extensión territorial pequeña, una relativa igualdad entre los ciudadanos pertenecientes a él, la existencia de las leyes como una expresión de la voluntad general de la sociedad, y qué los ciudadanos priorizan el bienestar del Estado a sus propios intereses.
Concepciones modernas
Siguiendo a Matteucci, dentro de las concepciones modernas del término encontramos a aquellas relacionadas con los principios defendidos por las revoluciones estadounidense y francesa. Sin embargo, ambas presentan diferencias y particularidades.
Por un lado, la concepción estadunidense de una república se sostiene en la existencia de una Constitución para las entidades federadas que conforman la nación. La voluntad general se expresa por medio de 1) el senado, que representa a los estados, y 2) los diputados, que hacen lo propio con respecto a la nación.
Por su parte, la república francesa manifestaba un poder soberano que reside en el pueblo, implicando la igualdad entre todos los ciudadanos y cuya voluntad es indivisible manifestándose a través del congreso.
Matteucci también menciona la concepción de república para las naciones derivadas de las revoluciones socialistas. Estas se diferencias de las anteriores en que no se consideraba una división de los poderes, sino que todo está concentrado en manos de un único partido que funge como represente de los trabajadores.
Clasificación para las formas de República
Como toda forma de Estado y de gobierno, las repúblicas pueden tomar distintas formas que las caracterizan y las subdividen entre sí. Sin duda, la más común son las repúblicas democráticas, en las cuales, además de una sujeción del Estado y de la sociedad a la ley, los gobernantes son elegidos a través del voto libre y popular. Sin embargo, también han existido repúblicas no democráticas o autoritarias, en donde pese a la existencia de un soporte legal, el poder político recae en una única facción, grupo social o partido.
Por otro lado, hemos visto las diferencias entre las repúblicas unitarias y las repúblicas federales. Las primeras consideran un centro único de autoridad legítima, mientras que las segundas se conforman por diferentes entidades federativas, cada una manteniendo cierta autonomía.
Es importante mencionar que muchas veces se vincula el término de república con el tipo de Estado (o incluso de gobierno) donde la autoridad máxima es electa por la ciudadanía, definición que corresponde a lo que se entiende por democracia. Igualmente, encontramos que en ciertos textos existe una relación entre la idea de república con el de la división de poderes, sin embargo, esta puede ser una característica de otras formas de Estado.
Así pues, la definición de república se fundamente en la existencia de un estado de derecho, es decir, que todos los miembros de la nación estén sujetos a códigos legales, y en el imperio de la ley, esto es, que no exista otro principio por encima de la legalidad.