Se denomina poesía lírica a la expresión intensa de los sentimientos y las ideas a través del verso. La subjetividad del poeta, su yo interno, es el elemento central de este género literario. El poeta lírico trasmite su intimidad y aborda la realidad de la existencia con toda su complejidad.
El tema del amor y los deseos personales más intensos son los ejes principales de este subgénero literario.
En la antigua Grecia
Los antiguos griegos iniciaron esta tradición poética y la denominaron lírica porque los versos se recitaban con el acompañamiento de un instrumento musical, la lira. Según la tradición mitológica griega la lira había sido creada por el dios Hermes.
La poesía lírica era en su origen una manifestación popular y se expresaba a través de cantos, romances y canciones. Poetas como Safo o Píndaro son algunos de los representantes más significativos.
En la antigua Roma
Los antiguos romanos heredaron la tradición poética de los griegos. La poesía lírica en Roma se componía para ser recitada, mientras que en la cultura griega los poemas se cantaban. Dentro de este género literario se encuentran distintos subgéneros. Así, la elegía expresa el sentimiento del dolor humano, la égloga aborda el tema amoroso, la oda es una reflexión sobre algún tema, el epigrama es una composición satírica e ingeniosa y el himno es la exaltación de un ideal.
La poesía lírica en el Renacimiento español
Los poetas renacentistas son humanistas y sus obras se fundamentan en la tradición grecolatina y en la idea del hombre como centro del universo.
Los poetas líricos anteponen la razón sobre los sentimientos y defienden que el ideal humano es el poeta guerrero. Así mismo, propugnan un nuevo modelo de belleza centrado en la exaltación de la naturaleza, el amor idealizado y la descripción del mundo como debería ser y no como realmente es. En España la poesía de este periodo se divide en dos tradiciones o escuelas: la salmantina con Fray Luis de León a la cabeza y la sevillana con Fernando de Herrera como máximo representante. La primera corriente se caracteriza por la naturalidad y la sencillez del lenguaje, la estrofa corta y la llaneza en la expresión. La corriente sevillana es grandilocuente y más reflexiva que sentimental.
La lírica renacentista es heredera de la tradición oral y popular del romancero medieval, así como de la lírica culta de poetas como el Marqués de Santillana.