Cuando los trabajadores deciden abandonar su puesto de trabajo se produce un paro laboral, también conocido como huelga. Esta decisión se adopta como un mecanismo de protesta frente a algún tipo de situación negativa, como los bajos salarios o las malas condiciones de trabajo.
El paro de los trabajadores suele utilizarse como una estrategia para la negociación con los empresarios
Si un colectivo de trabajadores paraliza su actividad como forma de protesta, su acción tiene dos consecuencias inmediatas:
1) la actividad de la empresa deja de funcionar y esto implica una pérdida de beneficios y
2) el abandono del puesto de trabajo supone que los trabajadores no reciben su salario.
Este doble perjuicio produce una situación conflictiva en muchos sentidos, pues se genera incertidumbre, malestar y tensiones entre los trabajadores y la empresa. En este clima de tensión hay un tira y afloja por ambas partes.
Las propuestas iniciales de los trabajadores sobre el aumento salarial o las condiciones laborales suelen ser rechazadas por los responsables de las empresas. Después del rechazo inicial, los empresarios suelen presentar una contraoferta a los representantes de los trabajadores. El conflicto entre unos y otros puede requerir de algún mediador que intente poner de acuerdo a las dos partes.
El derecho a la huelga
Existen muchos tipos de huelgas: parciales, indefinidas, de brazos caídos o la huelga de celo, entre otras. Como medida complementaria, la huelga puede ir acompañada de algún elemento de presión, como por ejemplo la participación de piquetes o los actos de bloqueo. Independientemente de sus modalidades, la huelga es un derecho fundamental para los trabajadores. Se considera fundamental porque sin él los trabajadores renunciarían a la defensa legítima de sus intereses económicos y sociales.
En la mayoría de países la legislación reconoce el derecho de huelga y, además, se reconoce que en ningún caso una huelga de trabajadores puede ir acompañada de algún tipo de sanción.
La huelga general es la modalidad más radical de paro. En ella se propone que toda la población en su conjunto abandone su actividad laboral como forma enérgica de protesta. Como las consecuencias de una huelga general pueden ser muy negativas, este tipo de protesta se realiza en situaciones excepcionales.
Para que el derecho a la huelga tenga el menor impacto posible, la legislación laboral contempla algunas limitaciones y se imponen unos servicios mínimos en ciertos sectores estratégicos de la sociedad.