Definición de Decisión ejemplos en inversión, financiamiento, y finanzas

Strels
Angel Larrama
Lic. en Economía (UdelaR)

Del latín decisio, es la opción seleccionada respecto de una acción pensada en la que suelen intervenir dos o más alternativas para llegar al mismo fin específico o en contradicción, en función del análisis objetivo de las variables y los sentimientos subjetivos particulares. En economía, la toma de decisiones es un elemento central, ya que es una ciencia que estudia cómo los individuos asignan recursos –que son escasos – para el logro de diferentes fines.

En esencia, es la escasez de los recursos la que obliga a las personas a elegir, ya que si no existiera una restricción en los recursos, no habría necesidad de elegir, puesto que podrían lograrse todos los fines de todos los individuos, y por tanto, de la sociedad, al mismo tiempo. Incluso, en el nivel más básico, todo hecho económico radica en los individuos tomando decisiones acerca de cómo asignar sus recursos –por ejemplo, cuánto dinero gastar en la compra de un alimento o cuánto tiempo trabajar semanalmente. En última instancia, si no existiera la necesidad de elegir, no habría hecho económico, no habría economía.

En el área de las finanzas corporativas, se abarca tres grandes grupos: las decisiones de inversión de largo plazo, las decisiones de financiamiento de largo plazo, y las decisiones relacionadas con las finanzas de corto plazo. En adelante, nos focalizaremos en el espectro de las organizaciones empresariales, analizando cada una de las tres perspectivas centrales. Estas perspectivas, adaptando las respectivas propiedades, se adaptan a infinidad de escenarios, en búsqueda de la vía que mejor representa los intereses.

Decisiones de inversión de largo plazo

El objetivo es incorporar activos a la empresa –cómo maquinarias y equipos – que generen más dinero que su costo, para lograr el mayor valor posible para los propietarios (accionistas) de la empresa. Para tomar decisiones de inversión adecuadas, se deben considerar elementos de índole tecnológica, comercial y financiera. El elemento tecnológico refiere a la necesidad de considerar las diferentes tecnologías de producción disponibles, comparando sus beneficios y costos; mientras que, desde el punto de vista comercial se requiere estimar la demanda del proyecto y definir un plan de comercialización adecuado; y finalmente, se debe analizar si el proyecto crea valor para la empresa, esto es, si es rentable.

Generalmente, además de la inversión inicial, un proyecto de inversión tiene asociado un flujo de fondos que se distribuye a lo largo de la vida útil del proyecto, que está dado por la diferencia entre los ingresos (por ejemplo, ventas) y egresos (por ejemplo, salarios) generados por la operación del proyecto. Por ejemplo, supongamos un proyecto consistente en la elaboración de vestimenta, el negocio generará ingresos por ventas de los productos, pero también tendrá egresos de fondos relacionados al pago por la mano de obra, los insumos, los impuestos, la energía y demás elementos necesarios para la fabricación y ventas. Todas estas partidas pueden expresarse en términos monetarios, anualmente, realizando proyecciones para toda la vida útil del proyecto.

A partir de los flujos de fondos proyectados, se pueden aplicar criterios de análisis de inversiones para evaluar si el proyecto es conveniente. En el mundo de las finanzas corporativas, el criterio que genera mayor consenso entre los académicos es el del Valor Presente Neto, el cual se define como el valor presente o valor actual (o valor al momento de realizar la inversión) del conjunto de flujos de fondos futuros que derivan de una inversión –descontados a la tasa de rendimiento requerida – menos el monto correspondiente a la inversión inicial. El adjetivo de “neto” aplicado al Valor Presente Neto, refiere a que a los flujos esperados de ingresos se le deducen los egresos de fondos asociados a la ejecución del proyecto.

La regla de decisión del Valor Presente Neto, es que su valor sea positivo, ya que si esto es así, los flujos descontados de ingresos del proyecto serán superiores a los flujos descontados de egresos más la inversión inicial, lo que implica que la inversión habrá generado más valor que su costo, todo medido a valor actualizado financieramente, a través de una tasa de descuento llamada tasa de rendimiento requerida. La operación de descuento implica que todos los flujos de ingreso y egreso de fondos sean comparados en el momento en el que se realiza la inversión inicial o “momento 0”.

Es importante detenerse en el concepto de tasa de rendimiento requerida, ya que para poder tomar una decisión de inversión, se debe estimar una tasa adecuada para descontar los flujos de fondos del proyecto, para poder comparar correctamente los flujos de fondos del proyecto en el momento presente.

Cabe señalar, finalmente, que el análisis de inversiones debe considerar el riesgo asociado a los flujos de fondos, dado que siempre las inversiones requieren hacer un desembolso “hoy” para obtener los resultados “mañana”, es decir, en el futuro. Por tanto, al momento de decidir llevar adelante una inversión, no sabemos con exactitud si el proyecto será exitoso –creará valor para los accionistas de la empresa –, ya que lo que ocurrirá con la inversión está en un tiempo futuro, que es desconocido. Por tanto, la decisión de invertir siempre entraña –en mayor o menor medida – un determinado riesgo, que debe considerarse, además de tener en cuenta la potencial rentabilidad derivada del proyecto. En última instancia, tomar una decisión de inversión implica considerar al mismo tiempo, la rentabilidad y el riesgo asociados al proyecto objeto de análisis.

Decisiones de financiamiento de largo plazo

Las decisiones de financiamiento de largo plazo de las empresas requieren conseguir financiamiento que permita generar más valor que su costo. Así, se debe determinar cuál es el volumen de fondos necesarios así como identificar las fuentes de financiamiento disponibles para la empresa, que pueden ser fuentes propias –como los aportes de capital de los accionistas – o fuente externas –cuando se solicita un préstamo bancario. Adicionalmente, se debe establecer el costo de cada fuente de financiamiento y el costo total de financiamiento para la empresa.

A la hora de elegir una determinada fuente de financiamiento –por ejemplo, un préstamo bancario –se aplica una lógica similar a la de las decisiones de inversión y se puede aplicar el criterio del Valor Presente Neto, aunque en este caso, sobre los flujos de fondos esperados del financiamiento a contratar. Por ejemplo, un préstamo bancario tiene un flujo de fondos específico constituido por un ingreso de fondos inicial para la empresa –el préstamo – y por los pagos que la empresa realiza a la institución bancaria acreedora –bajo la forma de intereses y amortización de capital. Sobre el flujo de fondos de la deuda se puede aplicar el criterio Valor Presente Neto, calculando la suma descontada de flujos de fondos de la deuda al momento de recibir el préstamo, utilizando como tasa de descuento o tasa de retorno requerida, una tasa que refleje el costo de mercado de un financiamiento alternativo de riesgo similar al financiamiento analizado.

Además de la selección de las fuentes de financiamiento, una de las tareas más importantes en el marco de las decisiones de financiamiento de largo plazo es establecer cuál es la combinación óptima de fuentes de financiamiento para la empresa. A la combinación óptima de fuentes de financiamiento se le llama estructura financiera óptima de la empresa, y en su nivel más básico, refiere a la mezcla óptima entre el financiamiento con fondos propios y con fondos de terceros que debe tener la empresa.

En toda empresa, el activo se financia con dos fuentes de financiamiento. Por un lado, los fondos propios, que son los provenientes de los accionistas de la empresa –y están dados por el patrimonio. Por otro lado, los fondos de terceros, que son los provenientes de actores externos a la empresa –que constituyen el pasivo de la empresa. El peso de cada fuente de financiamiento, en la financiación del activo puede expresarse en porcentaje. Por ejemplo, si el valor de los activos de una empresa es de 100 millones de pesos, el valor de las deudas es de 50 millones de pesos y el valor del patrimonio es de 50 millones de pesos, diremos que el activo de la empresa se financia en un 50% con deudas (porque hay 50 millones de pesos de endeudamiento y 100 millones de pesos de activos que financiar) y en un 50% con fondos propios (porque hay 50 millones de pesos de patrimonio y 100 millones de pesos de activos que financiar).

No obstante lo anterior, la estructura óptima de financiamiento de la empresa puede depender de distintos factores, que se analizan en las teorías de la estructura financiera. Por ejemplo, la teoría tradicional de la estructura financiera establece que la empresa debe elegir aquella combinación de fondos propios y fondos de terceros que le permita minimizar el costo total de financiamiento.

Decisiones de finanzas de corto plazo

En las dos decisiones analizadas anteriormente, nos referimos a un horizonte temporal de largo plazo, ya que, sea que una empresa compra una máquina o contrata un financiamiento de largo plazo, está tomando una decisión que tendrá impacto en la empresa por varios años.

Sin embargo, buena parte de los resultados financieros de la empresa se juegan en el día a día, y por esta razón, el tercer tipo de decisiones financieras que se reconocen en las finanzas corporativas son aquellas que tienen impacto en el corto plazo.

Las finanzas de corto plazo se enfocan en el manejo de los flujos operativos que surgen del negocio y de los rubros asociados al capital de trabajo de la empresa, por lo que, implican la administración de recursos día a día, con una preocupación permanente por la liquidez de la empresa, es decir, su capacidad para hacer frente a sus obligaciones en el tiempo y en la forma pactados de antemano con los acreedores, así como, para contar con fondos para imprevistos y para el aprovechamiento de oportunidades especiales de negocio que puedan surgir en el desarrollo de la actividad.

En las finanzas de corto plazo se debe tener presente un elemento que está en la naturaleza de toda empresa –podríamos decir, en el ADN – y es el desbalance, en monto y en tiempo, que existe entre los ingresos y los egresos derivados de las operaciones de la empresa. Por ejemplo, supongamos el caso de una empresa láctea que produce queso. Esta empresa deberá adquirir la leche a los productores lecheros para incorporarla a un proceso industrial –junto con otros insumos, el uso de maquinaria y de trabajo – para obtener como producto final el queso. Luego, deberá realizar las ventas de los productos y la cobranza. En todo este período de tiempo, desde que la leche ingresó a la industria para transformarse en queso y llegar a las manos de un consumidor, la empresa deberá efectuar diferentes desembolsos de fondos, pero los ingresos por las ventas se encontrarán recibirán a medida que se vayan concretando las cobranzas de las ventas. Este ejemplo, ilustra el desbalance entre ingresos y egresos que tiene una empresa, y que es un elemento de suma relevancia para la toma de decisiones financieras en el corto plazo, las cuales están condicionadas por la dinámica de la operativa de la empresa.

Por lo anterior, las decisiones de finanzas de corto plazo se relacionan con la administración de los recursos o flujos operativos de la empresa en el día a día, por ejemplo, manejando las condiciones de compra de materias primas, el pago de salarios e impuestos, condiciones y plazos de las ventas, stocks de inventarios, disponibilidades de fondos (caja y bancos), entre otros. Todo lo anterior podría resumirse en la administración de la liquidez de la empresa, que implica disponer del dinero suficiente para atender los requerimientos inmediatos de fondos relacionados a la operativa de la empresa (por ejemplo, contar con insumos para la producción), considerando la posibilidad de egresos imprevistos (por ejemplo, tener fondos disponibles para pagar una reparación ante una rotura en una línea de producción), así como la posibilidad de aprovechar oportunidades de negocio que puedan surgir sobre la marcha de la empresa (por ejemplo, disponer de fondos para adquirir un insumo para stock aprovechando que se encuentra con un precio inusualmente bajo).

Bigliografía consultada

– Ross, S., Westerfield, R., & Jaffe, J. (2009). Finanzas Corporativas. (8. va ed.). México, DF.


Autor

Escrito por Angel Larrama para la Edición #105 de Enciclopedia Asigna, en 11/2021. Ángel es Licenciado en Economía, formado en la UdelaR, Uruguay