Hay un gran número de términos que utilizamos comúnmente en nuestro lenguaje cotidiano que forman parte del lunfardo o del lenguaje oral e informal. Como ocurre con todo, cuando esos términos se vuelven regulares pasan a formar parte del idioma y usualmente la Real Academia Española termina aceptándolos como palabras oficiales. Este es el caso del término «ortiba», que podría ser definido generalmente como una cualidad aplicable a personas desdeñables y poco confiables.
El término ortiba se remonta a los tiempos de los malevos y del tango porteño a principios del siglo XX
El origen de la palabra ortiba es poco clara y no hay versiones certeras que se puedan confirmar sobre cuándo o dónde surgió. Las voces que nos hablan de sus primeros usos nos llevan a principios del siglo XX en la Argentina, aquella época en la que la ciudad de Buenos Aires comenzaba a crecer y el tango y los malevos comenzaban a ocupar cada vez más lugar en la escena social y cultural porteña.
El término ortiba es una reordenación de las sílabas que componen la palabra «batidor». En el castellano de Argentina es muy común que las palabras se den vuelta o se digan al revés como una forma del lunfardo local de transformarlas en algo nuevo o reapropiarlas para el común de la gente. Batidor era aquel individuo que decía o contaba cosas, por lo general a la policía; una especie de alcahuete o buchón en el que nadie podía confiar realmente.
Como todas las palabras informales, ortiba pasó a ganar otros usos y hoy en día es muy común entre los jóvenes
Tal como señalamos, es imposible pretender que las palabras del lenguaje permanezcan eternamente iguales y sin cambiar. Si bien el término ortiba hoy sigue manteniendo un poco ese halo de desconfianza sobre la persona que se le aplica por considerárselo alguien que puede contar los secretos o ponerse del lado de la autoridad, también se usa para hacer referencia a una persona que puede ser mala onda o que puede ser aburrida.
«No seas ortiba» es una manera de decirle al otro que no sea amargo o que se sume, por ejemplo, a las actividades planeadas, que sea copado o que aporte algo de gracia a la reunión o salida en cuestión. Esta palabra es muy utilizada por los jóvenes en la actualidad y si bien es un término que ya tiene sus años, hoy es muy común.