Definición
Los órganos vitales que constituyen el cuerpo humano son aquellos cuya falta provocaría irremediablemente la muerte de la persona, de modo que son indispensables para el mantenimiento de la vida del individuo, ya que sus funciones son únicas e irremplazables. Entre los órganos que cumplen con dicha descripción, se podría incluir el cerebro, corazón, los pulmones, el hígado y los riñones. A continuación, abordaremos brevemente las principales características y funciones de cada uno de ellos.
Cerebro
El cerebro forma parte del sistema nervioso central, y es el centro de comando que controla prácticamente todas las funciones del organismo. Recibe información constantemente del entorno, como así también del medio interno a través de conexiones neuronales especializadas. Integra y decodifica dicha información, para luego generar respuestas que se traducirán en efectos en todos los demás sistemas del cuerpo y que llevarán adelante todas las funciones vitales del mismo.
Si bien es posible vivir sin algunas partes del cerebro, esta circunstancia implica la pérdida o alteración de algunas capacidades, ya sea cognitivas, comunicacionales o locomotoras, dependiendo del área cerebral comprometida. Tal es el caso de personas a las que han tenido que extirpar alguna región del cerebro por un tumor o han perdido la funcionalidad de algunas zonas debido a lesiones o accidentes cerebro vasculares.
En los casos en los que se pierde la funcionalidad total del cerebro, se dice que el paciente se encuentra en un estado de muerte cerebral. Ya no tiene la capacidad de respirar por sus propios medios ni de controlar ninguna de las funciones vitales del organismo. Esto provoca irremediablemente la muerte del paciente, aunque es posible mantenerlo con vida por cierto tiempo con respiración artificial.
Por otro lado, existen casos graves en los que se pierden algunas funciones cerebrales como las que controlan el pensamiento, la conciencia y el comportamiento, pero se mantienen otras como las que controlan las funciones vitales del cuerpo. En este caso se dice que el paciente se encuentra en un estado vegetativo, en el que puede abrir y cerrar los ojos, respirar, mantener la temperatura corporal, entre otras cosas, pero no tiene consciencia de su entorno ni tiene capacidad de pensamiento.
Corazón
El corazón forma parte del sistema circulatorio y es el órgano que bombea la sangre por todo el organismo. De esta manera, el oxígeno y los nutrientes pueden llegar a todas las células del cuerpo para que puedan cumplir con sus funciones, y los desechos de las mismas pueden llegar a los órganos correspondientes para su eliminación.
La pérdida de la funcionalidad del corazón es incompatible con la vida, ya que la falta de oxígeno y nutrientes provoca la muerte celular. Es decir, si el corazón deja de latir, los demás órganos del cuerpo comenzarán a fallar a causa de la muerte de sus células constituyentes.
Esto puede darse en casos de paro cardíaco, en los que se produce una falla eléctrica que provoca que el corazón deje de latir, como así también en casos de infarto, en los que el corazón deja de latir por un problema circulatorio que lo priva de oxígeno y nutrientes (por ejemplo, por la obstrucción de alguna de las arterias que irrigan al mismo).
Pulmones
Los pulmones son los órganos principales del sistema respiratorio, y se encargan de realizar el intercambio gaseoso de oxígeno y dióxido de carbono entre el medio externo y la sangre. Ambos intercambios son fundamentales para el mantenimiento de la vida del organismo.
Por un lado, todas las células del cuerpo necesitan de oxígeno para generar la energía que requieren para realizar sus funciones vitales. Si no reciben el suficiente oxígeno, se dice que entran en un estado de hipoxia y mueren. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en casos de neumonías graves en las que, a causa de una infección, se compromete demasiado la función pulmonar. Es decir, los pulmones pierden la capacidad de hacer ingresar el oxígeno al sistema circulatorio.
Por otro lado, el dióxido de carbono, que es una sustancia de desecho del metabolismo celular, debe ser eliminado del cuerpo a través de los pulmones, ya que una acumulación del mismo provocaría una disminución del pH de la sangre. A esta condición se la denomina acidosis respiratoria, y en caso de persistir en el tiempo, puede provocar falla orgánica y shock, terminando con la vida de la persona.
Cabe destacar que es posible vivir con un solo pulmón o parte de uno, pero imposible con ninguno.
Hígado
El hígado cumple con una infinidad de funciones vitales dentro del organismo, sobre todo relacionadas con el metabolismo. La bilis que produce permite la digestión de las grasas. A su vez, regula el metabolismo de los carbohidratos, almacena vitaminas y moléculas energéticas, y tiene un papel central en la desintoxicación del organismo.
Tan importante es su función, que es el único órgano del cuerpo que tiene la capacidad de regenerarse ante un daño tisular. En los casos en los que el daño es total o demasiado extenso, la vida de la persona se ve comprometida, ya que no es posible vivir sin que se cumplan las funciones que le corresponden al hígado.
Riñones
Los riñones forman parte del sistema excretor, y se encargan de filtrar la sangre para formar orina. De esta manera, a través de la misma, se eliminan los desechos celulares del organismo.
Al igual que sucede con los pulmones, es posible vivir con un solo riñón, pero la carencia total de riñones provocaría una acumulación de toxinas y sustancias de desecho en la sangre del paciente, que sería incompatible con la vida.
En pacientes con falla renal, que en muchos casos esperan un trasplante de riñón, se puede prolongar la vida por un tiempo determinado a través de una práctica médica denominada diálisis, en la que la filtración de la sangre se realiza de forma externa al organismo a través de una máquina especializada. En este caso se requiere realizar el procedimiento con cierta frecuencia para evitar la acumulación de toxinas.
Órganos no vitales
Así como hay órganos vitales sin los cuáles no podríamos vivir, existen otros órganos cuya ausencia no es incompatible con la vida. Como ejemplos, podemos mencionar al bazo, la vesícula, el apéndice y los órganos reproductores, entre otros.
Referencias bibliográficas
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